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martes, 18 de agosto de 2009

Valores Excelsos

Tras la sublevación militar, la zona republicana, a excepción de Euzkadi se sumergió en un caos revolucionario y por todas partes surgieron nuevos organismos que detentaron el poder real durante los primeros meses de la guerra. Pero a medida que el gobierno retomaba el control, la represión indiscriminada fue desapareciendo y se hizo todo lo posible para proteger a las víctimas. Con la llegada de Negrín al gobierno (mayo de 1937), el estado se afianza definitivamente y con ello se asegura un relativo orden y paz en la retaguardia y se consigue garantizar los derechos de defensa.
A diferencia de lo sucedido en la zona republicana, la represión formó parte, desde el primer momento, de la estrategia diseñada por los sublevados para alcanzar el poder y se centraría fundamentalmente en cargos políticos republicanos, militares leales a la República, intelectuales, dirigentes políticos, sindicales y líderes obreros y de las casas del pueblo de las localidades que ocupaban o que dominaban desde un primer momento. Conforme la sublevación derivaba en una guerra y las zonas ocupadas se constituían en un nuevo Estado, la represión fue institucionalizándose. La depuración política y la censura alcanzaron todos los niveles y se extendieron a todas las actividades, tanto públicas como privadas. Se pretendió enmascarar esta situación con la emisión de diversos decretos y disposiciones legales, que culminaron con la publicación el 9 de febrero de 1939 de la ley de “Responsabilidades Políticas”. Ley, que ya en su artículo primero violaba uno de los principio irrenunciables del Derecho al sancionar “retroactivamente”: «Se declara la responsabilidad política de las personas, tanto jurídicas como físicas, que desde el 1 de octubre de 1934 y antes de julio de 1936 contribuyeron a crear o agravar la subversión…» Una vez finalizada la guerra, el proceso de “normalización” continuó desarrollándose. A partir de las denuncias efectuadas por cualquier vecino o de las pesquisas realizadas por los servicios de investigación de la Falange, la Guardia Civil o la propia Falange procedían a la detención del sospechoso. El detenido, si sobrevivía al interrogatorio, comenzaba un rosario de instrucciones sumariales para finalizar delante de un consejo de guerra, normalmente masivo, donde el defensor – militar – poco o nada podía hacer salvo pedir clemencia. Si le declaraban culpable y era condenado a muerte, el reo era trasladado a la cárcel donde, de madrugada, se efectuaban las sacas. Igual suerte corrieron muchos de los que, confiados por la propaganda fascista, volvieron de Francia tras la finalización de la guerra. Militares leales a la República y dirigentes de los partidos políticos y sindicales fueron los principales objetivos durante la posguerra.
En definitiva…, la represión se consolida, bajo cobertura legal, como instrumento político para asegurar y defender el nuevo Estado, siendo las propias autoridades las que inician y extienden el terror por toda España como medio para alcanzar sus objetivos políticos.
La instrucción reservada nº 1, firmada en Madrid el 25 de mayo de 1936, dirigida a los futuros jefes del pronunciamiento decía: “Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no adictos al Movimiento, aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas”. Una vez iniciada la revuelta en Pamplona, Mola insiste: es necesario propagar una atmósfera de terror.
Como Ud. Vera la cruz no nos molesta a ninguno de los que reclamábamos que los símbolos de una sublevación fascista, contra el poder democrático y legalmente constituido, fueran destruidos, El Ayuntamiento de Benicarlo, una vez leída nuestra justa petición, han visto que la LEY de Memoria Histórica, promulgada por las Cortes Españolas y Sancionada por el Rey, recogen nuestra justas reivindicaciones y destruyen un monumento que no esta de acorde a lo que promulga la LEY.
Si Ud. Reivindica los nombres que había en dicho monumento, yo reivindico los nombres de todos los perseguidos y masacrados por la barbarie fascista, desde la guerra civil y cuarenta años de represión, Los grandes Valores Humanos, Excelsos Valores, son de aquellos que dieron sus vidas en defensa de una legalidad surgidas de las urnas el día 12 de abril de 1931.