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martes, 3 de noviembre de 2009

CAÑI Y OLE

Después de dos años de una crisis que ha creado millones de desempleados y ha provocado que el número de personas hambrientas y desnutridas en el mundo alcance un nuevo récord, están bien claras las causas de esta grave situación. Dejar en plena libertad a los capitales financieros y dejar que los mercados sean los únicos reguladores de las relaciones económicas sólo lleva, como estamos comprobando, a la inestabilidad permanente, a la escasez de recursos financieros para crear empleo y riqueza y a las crisis recurrentes. Si a todo ello sumamos los casos de corrupción existente en nuestro país, nos encontramos la típica estampa del “typical spani” la España de la pandereta,ole y cañi. ¿Que hemos aprendido, después de sufrir unas de las peores y más sangrienta dictadura en nuestras propias carnes, vivida durante cuarenta años?. En principio la imagen de la Comunitat Valenciana como paraíso de sol y playa se ha visto alterada en el panorama mediático español con una potente novedad: es también la tierra del chanchullo, el mangoneo y la corrupción. La emergencia nacional del caso Fabra y especialmente la trama Gürtel coronan un mar de fondo repleto de Orihuelas, Díaz Alperis, Torreviejas, Terra Míticas y la tolerancia que los ciudadanos muestran hacia ella, con la cultura de esta tierra: una sociedad con carácter muelle vertebrada por el meninfotisme, con una herencia fenicia tan peligrosamente arrimada a los negocios cuando se trata de política, y una severidad moral no precisamente sueca o finlandesa. ¿Que le podemos decir a esos seres humanos, que han perdido sus puestos de trabajos, que ya no tienen medios de subsistencias?, que la Generalitat Valenciana ha nombrado a dedo a 29.023 empleados de su actual plantilla, lo que representa el 23,1% del total y supera ligeramente la media nacional. Es decir: casi uno de cada cuatro empleados de la Generalitat ha sido contratado por libre designación, sin ser funcionario ni personal laboral elegido por una oposición o un proceso selectivo en el que los aspirantes compiten en igualdad de condiciones, aparece un objetivo común para demasiada gente: ganar elecciones a toda costa para mantener cargos, sueldos, prebendas, adjudicaciones y tantas tentaciones susceptibles de corromper. Estamos en el País de la pandereta, la jarana y la desidia, cualquier acto de rebeldía, de protesta de los parados es algo que esta dentro de una lógica. Porque ellos son los verdaderos damnificados de las corrupciones.