Translate

Entradas populares

Powered By Blogger
Powered By Blogger

lunes, 1 de marzo de 2010

PAZ

Hay palabras que por el uso perverso que de ellas se ha hecho han sido condenadas a la más absoluta ambigüedad, motivo por el cual generan sospechas cuando no rechazo en buena parte de quienes las reciben. Y así vemos que un término tan loable en su origen como es “paz” genera en no pocas mentes tantas alarmas como su contrario “guerra”. Razones hay para ello más que sobradas, pues a estas alturas de la historia son ya muchos los millones de seres que han sufrido y aun sufren la “paz” de quienes la imponen mediante sanguinarias guerras y crueles represiones. No estoy hablando del pasado sino de los tiempos actuales. La palabra “paz” al uso, según viene voceada desde las altas esferas, no es sino una falacia. Piden paz los opresores, los déspotas de todo género cuando quieren que nadie se oponga a sus punibles acciones. Apelan a la paz ciudadana y a su correlato el orden los gobiernos autoritarios que no aceptan que nadie discuta sus arbitrarias decisiones. La paz como incondicional mansedumbre, como sumisión de unos seres humanos a la voluntad de otros no es sino una apología de la injusticia y del más absoluto desorden, tanto si esa sinrazón ocurre en el seno de un sistema tan sencillo como puede ser una familia como si es a nivel estatal o mundial. Desde una perspectiva pedagógica, superada la trasnochada idea de paz que nos predicaron durante siglos las fuerzas del poder, debemos entender hoy que educar para la paz es educar en el respeto a la dignidad humana, en la justicia equitativa, en la libertad responsable y en el compromiso humano, valores sin los cuales cualquier simulacro de paz es pura falacia. La tarea de educar en la PAZ y de educarse en ella, no exime a nadie. Es un imperativo categórico que afecta a todo ser humano. Cada cual debe llevarla a cabo en la medida de sus capacidades sin que quepa excusa alguna.

A la vista de la situación mundial presente, quienes tienen responsabilidades, sea cual sea el grado de responsabilidad que ocupen y el modo como lo hagan, deberán replantearse qué senda van a seguir en sus tareas de ahora en adelante. Nadie puede ignorar que llevamos siglos avanzando por una ruta totalmente equivocada, la cual nos ha traído hasta el caos presente y nos conduce inexorablemente hacia el caos total. La Paz no es ningún regalo, tiene un precio y un gran costo, que es el de cultivarla primero en la propia mente, intelecto y corazón, para luego con esfuerzo construirla día a día con quienes tengamos cerca, extendiendola como una mancha de aceite por todo el planeta tierra.

Construir la Paz equivale a oponerse a la injusticia, a alzarse contra ella y contra quienes la ejercen, nuestro hijos nos lo agradeceran.