Para el neo-liberalismo, las personas de edad son un estorbo. El objetivo demográfico del sistema es acabar con la gente vieja. La línea de argumentos que la derecha da siempre, informe tras informe, es la siguiente: con buenos servicios sanitarios se prolonga la vida de la gente mayor; con pensiones aseguradas, aunque sean de hambre, la mayoría de la gente de edad vive más tiempo; la acción conjunta de la atención sanitaria y farmacéutica y unos ingresos asegurados hace más longeva a la gente mayor. Y esto es peligroso porque aumenta el gasto social en un colectivo que es mano de obra envejecida, ya sin ninguna utilidad para el sistema. Por tanto, la solución está en convencer a los gobernantes de turno, políticos y académicos para acabar con estos dos servicios estatales: la sanidad y las prestaciones sociales públicas. Así se morirán antes. De paso, conviene privatizar las pensiones y la sanidad pública, por los suculentos beneficios que las patronales pueden realizar en el sector de los seguros y en el de la sanidad.
Aunque se inauguraren en Madrid el año europeo contra la pobreza, cuando los estudiosos son comprados por los empresarios para hacer informes que defiendan los objetivos de estos, cuanto sugieren las patronales y entidades como el Banco Mundial siempre hay alguien que lo intenta aplicar, El Fondo Monetario Internacional,