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martes, 13 de abril de 2010

MERCADO CENTRAL

Cuando los abuelos de un amigo mió vendían huevos en el Mercado Central, a fuera en la calle, en torno a la plaza, siempre había las campesinas. Años más tarde, cuando sus padres siguieron con el puesto, las campesinas continuaban allí. Hoy ya no están. Y sus padres hoy tampoco venden en el mercado. Y es que la crisis del campesinado, del comercio local, de los mercados... no es nueva, ya hace años que se arrastra. A las campesinas se las ha echado de los mercados. ¿Cuántos de los que entonces había continúan aún? Muy pocos. Paradójicamente, en muchos de estos viejos mercados, hoy reformados de forma “modélica”, les han instalado algún que otro "súper", símbolo de modernidad. ¿Espejismo de los tiempos que corren? Curioso. Precisamente, uno de los principales responsables de la crisis del modelo agrícola y alimentario, los supermercados, ocupan, y hasta sustituyen, lo que fueron espacios de compra habituales, y de socialización (no lo olvidemos!), de nuestras familias. Y tomemos nota: todo dirigido bajo la batuta de aquellos que detentan el poder, en las instituciones, y enarbolan la bandera del progreso, instando al bien común, que, en cambio, sólo beneficia a una minoría. Ciudades para vivir, crecer y conocer o ciudades escaparate, para ir de tiendas, mirar y comprar. Parece que algunos, los de arriba, lo tienen muy claro. Exigen "precios justos en el campo y en la ciudad". Y es que el diferencial medio entre el precio pagado en origen, al campesinado, y en destino, lo que pagamos nosotros en el supermercado, es de casi un 500%. En algunos productos, como las patatas, los tomates y las zanahorias, el diferencial supera el 1000%. Y son estas grandes cadenas de distribución al detalle, las que se llevan el beneficio. Entonces, hay que preguntarnos: ¿si el campesinado desaparece, en manos de quién está nuestra alimentación? ¿Quién decide aquello que comemos? Multinacionales como Monsanto, Cargill, Kraft, Nestlé, Carrefour o Mercadona acaban decidiendo qué, cómo y cuándo consumimos. El campesinado está en crisis, el mundo rural está en crisis, la pesca tradicional está en crisis y, no lo olvidemos, las trabajadoras y los trabajadores estamos en crisis. Y mientras algunos salen ganando con la crisis, hay otros como nosotros, los de bajo, que la pagamos. ¿Dónde esta el labrador que vendía directamente sus productos’ Y si no me creen pregunten a sus esposas, madres y hermanas cuando van al Mercado a comprar, las maravillas que tienen que hacer con su monedero.