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lunes, 17 de enero de 2011

ATADO Y BIEN ATADO

Cuando el dictador nos dejo, lo dejo todo atado y bien atado, sobre todo en el País Valenciano.

El concejal socialista Juan Soto presento una moción al pleno para que el equipo de gobierno municipal, con la alcaldesa Rita Barberá al frente, retirara, en cumplimiento de la legislación vigente, los símbolos franquistas que aún perduran en instalaciones públicas municipales, entre ellas los colegios Teodoro Llorente, Padre Manjón y San Juan de Ribera; la cruz de los caídos de la Porta de la Mar; o los rótulos de las calles Colón, Marqués de Dos Aguas y otras. La propuesta generó un agrio debate y el rechazo del PP, que dudaba de que la Ley de la Memoria Histórica afectara a estos símbolos. Así pues, propuso como alternativa solicitar un informe al CJC para que aclarara si el Ayuntamiento estaba obligado por esta norma, cuyo artículo 15.1 dice textualmente: "Las administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura".

El Consell Jurídic Consultiu (CJC) de la Comunitat Valenciana entiende que la Ley de la Memoria Histórica no obliga al Ayuntamiento de Valencia a retirar los símbolos preconstitucionales de los colegios, plazas y calles que todavía hoy los siguen luciendo. A petición del pleno municipal ha dictado un informe de carácter no vinculante según el cual estos símbolos "exteriorizan gráficamente el cambio histórico que supuso, al finalizar la Guerra Civil, el paso de un régimen republicano constitucional a uno dictatoria.

Y aquí está la respuesta, contraria a todo lo que ha sido el devenir de la ley desde su aplicación. De hecho, el Ministerio de Defensa ya ha retirado los escudos de la Capitanía Militar y del Gobierno Militar; y ha quitado la estatua ecuestre de Franco que se guardaba en el cuartel de Santo Domingo para llevarla a un almacén de la base Jaime I de Bétera.

Por el bien de la salud mental del Pueblo Valenciano, espero y deseo que los símbolos ditactoriales sean erradicados de la capital del Turia, tal como se han erradicados de Benicarlo.