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jueves, 3 de febrero de 2011

Crisis del Partido

Que el partido está en crisis nadie lo niega. A partir de esta afirmación caben múltiples interpretaciones ¿Está en crisis las ideas de la izquierda o lo están los instrumentos, los gestores, que tienen el partido?. Sin embargo, crisis aparte, es clara la pérdida de posiciones que la idea general del partido viene sufriendo en el debate intelectual y en lo que podríamos llamar el consenso de los líderes de opinión. Es muy difícil encontrar en los medios divulgadores o publicistas de la izquierda, lo que encontramos son intelectuales orgánicos defensores de las propuestas que realizan,  más que defensores de las ideas de progreso propiamente dichas. Es evidente que a éstos no se les puede llamar publicistas de la filosofía ya que suelen identificar siempre el todo, la gran idea, son personas que suelen llegar a los estamentos públicos, para sacarse un sobre sueldo. Esto lleva a una consecuencia, primero es la de la falta de credibilidad que el partido, tienen ante su propio electorado e incluso, ante su militancia de base. Esta percepción se extiende en todas las comunidades del Estado Español. Todos, sin excepción, sufren la desafección de su base electoral, hecho éste que contrasta crudamente con lo que ocurre en los partidos de la derecha.
Creo que esa abstención se produce en torno a dos asuntos que, aunque íntimamente ligados, son diferentes. El primero, corresponde lo desacreditados que están los políticos del partido por parte de su electorado. Insisto en el concepto de parte porque, obviamente, no es toda la base electoral del partido la que se abstiene, es tan solo esa parte que, aún considerándose izquierda, no está dispuesta a votar a otra opción progresista y mucho menos votar a la derecha. Esta desacreditación tiene mucho que ver con las políticas que se vienen aplicando, que para nada tienen la vitola de izquierda y también, con la percepción de que esos representantes no dejan de ser un grupo que atiende más a sus opciones personales que a la del colectivo que dicen defender. Eso no se perdona fácilmente. El partido no tiene en el electorado y en parte de sus bases la misma consideración de casi religión que tiene para sus cuadros. No es el todo, porque aprecian que lo colectivo no parece existir.
La reconquista de la organización es el camino por las bases es el camino a seguir, donde el militante disponga de voz y voto de manera real y no sea una marioneta en manos de los mal llamados cuadros del partido.