Translate

Entradas populares

Powered By Blogger
Powered By Blogger

lunes, 27 de junio de 2011

extremadura o el pueblo para el pueblo

Un régimen de poder ha terminado en Extremadura. Treinta años caracterizados por el neoliberalismo económico, el populismo político y el clientelismo social. El pacto entre los arribistas de los dos bandos que supuso la transición política (Rafael Chirbes) en Extremadura se tradujo en la modernización y legitimación del “cortijo”. De Jarrapellejos a Alfonso Gallardo: del derecho de pernada a la naturalización del clientelismo y la arbitrariedad. Del cortijo autosuficiente a las subvenciones millonarias de la Unión Europea y la inversión en bolsa. Pero, como recordaba con ironía Saramago, muerto el perro sólo se acaba la rabia de ese perro, la rabia sigue. La rabia del neoliberalismo y del clientelismo sigue, ahora con otros protagonistas. Sería absurdo esperar del PP la regeneración democrática o una política social. Es la otra rama del partido del poder económico en Extremadura, obedece a los intereses de la clase dominante y a una ideología reaccionaria. La izquierda alternativa y los movimientos sociales tendrán que enfrentarse a su política desde el principio.
El partido que llegó al poder autonómico aupado en la lucha contra la central nuclear de Valdecaballeros es desalojado cuando pretendía usar Extremadura como un basurero para refinerías, térmicas y cementerios nucleares. La lucha constante e inteligente de esos rebeldes que según Ibarra “no son nadie”, y cuya mejor expresión ha sido  la Plataforma Ciudadana Refinería No, ha sido decisiva en la derrota del PSOE. Cuando más insistían las burocracias sindicales en que no había respaldo social suficiente para impulsar una movilización sostenida, miles de personas se echan a la calle y se instalan durante semanas en las plazas. Cuando más énfasis ponían en la necesidad de medir bien la respuesta social a los recortes que en esa rara ocasión ellos mismos no habían respaldado, la gente, liberada de tanto liberado sindical, emprende acciones que desafían toda mesura. Las brigadas mediáticas y políticas del orden trabajan a todo gas para capturar lo nuevo, para reabsorber las fugas tras la conmoción del acontecimiento. Hasta ahora han patinado en sus intentos de etiquetar el 15M como un movimiento marginal (“perroflauta”) o violento (la infiltración y provocación policial). Y les ha fallado el propósito de reducir el movimiento a los códigos manejables por el poder: o sois kale borroka, o sois ciudadanistas; elegid: o violencia callejera o retórica de los derechos humanos. Por el contrario, la alianza entre juventud precaria y clases trabajadoras se consolida en los barrios y plazas. El movimiento demuestra una inteligencia y frescura que augura una etapa de fuertes resistencias a la más que previsible continuación de la política antisocial. Hace algunos años, Fausto Bertinotti, que fuera dirigente de Refundación Comunista, planteaba al calor de la irrupción del movimiento antiglobalización una perspectiva que quizás sea, a estas alturas, la única transitable y deseable: “La construcción del nuevo sujeto transformador es el tema crucial para la salida de izquierda de la crisis de la política y de la crisis del movimiento obrero”y como en Extremadura, el pueblo se ha levantado en el Estado Español.