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sábado, 25 de febrero de 2012

AMISTAD


Hoy no voy a escribir sobre economía, ni derechos laborales ni voy a denunciar ninguna actitud políticamente no correcta, hoy escribiré sobre la AMISTAD. El origen etimológico de la palabra amistad no ha podido ser determinado con exactitud. Hay quienes afirman que proviene del latín amicus  (“amigo”), que a su vez derivó de amore (“amar”). Sin embargo, otros estudiosos afirman que amigo es un vocablo griego compuesto por a (“sin”) y ego (“yo”), por lo que amigo significaría “sin mi yo”. En todo caso, la amistad es una relación afectiva entre dos personas y una de los vínculos interpersonales más comunes que la mayoría de los seres humanos tienen a lo largo de su vida. La amistad involucra diversos sentimientos, donde un amigo acude al otro en busca de confianza, amor, consuelo, respeto y compañía, por ejemplo. Estas relaciones se presentan en todas las etapas de la vida, aunque con distintos grados de importancia y trascendencia. Se dice que hay amistades que nacen a los pocos minutos de comenzada una relación, y otras que pueden tardar años en consolidarse. Entre los componentes que forman una amistad, puede mencionarse el agrado al compartir actividades, el entendimiento mutuo, la simpatía, la sinceridad y el interés y la preocupación por el otro. Cabe destacar que, en ocasiones, la presencia física no es condición indispensable para la amistad. Por eso existen numerosas amistades desarrolladas por correspondencia o, en la actualidad, a través de Internet La amistad es una cajita de cristal. Pequeña, transparente, donde guardas allí dentro todos tus pensamientos, ideas, cariño y amor. Un cristal fino donde te reflejas. Material en el que están hechos tus sueños. Son porciones de tu corazón que intentas que no se rayen nunca. Un amigo es más que una persona. Algo que no es físico, algo que siempre llevas. Es eso que recoges por el camino y guardas en tu cajita de cristal, cuidadosamente acomodado en su interior de terciopelo. Todo eso en lo que crees, en lo que confías, en lo que sientes. Eso que más allá del mundo encuentras. Eso que te abraza cuando piensas que no puedes más. Algo que lamentas no ver. Porque el amigo no se ve, no se toca, no se huele. Simplemente lo sientes. Y, aunque se encuentre sentado a tu lado, tú nunca lo ves como la materia física que es. Su esencia oculta entre los pliegues del terciopelo de tu cajita de cristal. A veces lo miras a los ojos. A veces sientes su presencia. Sin embargo, el amigo no es la persona que ves. Es la persona que sientes. Es aquello por lo que darías todo.  Menos tu cajita de cristal… ¿pero que ocurre cuando te encuentras unos amigos que hace mas de cuarenta años que no vez? Lo primero una grata sorpresa, seguida de una alegría infinita, siente como si el tiempo no hubiera pasado, que tu sigue siendo aquel muchachote desgarbado y que ell@s están allí para apoyarte en tus proyectos, si  no están de acuerdo contigo, ponerte tus propias contradicciones delante de tus ojos.

   Cuando esto me ha ocurrido, con el CLUB AMISTAD, nacido hacia los años 1967-68 en Sevilla,  (CLUB AÑEJO) donde los haya. Lo primero recordar a aquellas personas que ya no están entre nosotros, la primera fotografía de izquierda a derecha: Toñi Martínez, fue la persona que me hizo amar el teatro, cuando la vi por primera vez actuar en las tablas. Pepe Lera amigo fiel y crítico, fue quien me enseño a buscar repuestas en mi interior. Rosi Dutoit (Yaya), fue la persona que enseño a amar la música, sobre todo al Rock and roll, Va para ell@s mi mas emocionado recuerdo. Dentro de ese cielo nocturno estrellado, son esas tres estrellas que más brillan en el firmamento. El primero de la derecha de la segunda fotografía soy en una fiesta de disfraces sobre 1970, y la tercera una representación teatral en el Asilo de Ancianos de Triana (Sevilla). Después de cuatro décadas, por medio de la red informática  me han encontrado, hoy soy aquel muchacho lleno de esperanza e inquietudes.