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lunes, 18 de febrero de 2013

La condición de Clase Dominada

La condición de explotación entendida o clase dominada, más allá de la dureza de las condiciones laborales, como tiempo de trabajo no remunerado es la esencia misma del sistema capitalista, actualmente en crisis, como se manifiesta particularmente en el caso español. Además es importante resaltar que dicha crisis no afecta por igual a la sociedad en su conjunto, ya que hay una clase social que no solamente no se ve perjudicada, sino que además mejora su condición económica. El objetivo de comprender la dinámica de la sociedad e identificar aquellos aspectos que nos parecen injustos para así poder transformarlos. Para ello, es necesario explicar el porqué de los mismos pero sin ninguna intención de aleccionar ni de imponer las normas de funcionamiento de una nueva organización social. En este sentido, se considera que la posibilidad de un espacio de creación común de una sociedad nueva sólo existirá tras un cambio de fondo. ¿En qué se puede basar el desarrollo de una conciencia social que sea funcional a este cambio social?. La explotación y la distribución del ingreso son aspectos de nuestra sociedad que condicionan en gran medida la calidad de vida de la mayoría de la población. Y sí, es de la mayoría de la población porque la suma de los trabajadores asalariados y de los desempleados llega casi al 90% de la población desde la década pasada. En este sistema es necesario plantearse una serie de transformaciones estructurales que tengan como fin último eliminar la creciente desigualdad social y mejorar la calidad de vida de los trabajadores, permitiéndoles apropiarse de los frutos de su propio trabajo sin que nadie tenga la lícita capacidad de arrebatárselos. Ante esta situación nos encontramos como clase dominada.
No es la primera vez en la historia que la clase dominada se encuentra también ante un tal dilema; pero sería el colmo que, después de todo lo que nos han robado y que ellos se han forrado gracias a este sistema corrupto y corruptor, cayéramos otra vez en la ilusión de que es posible su regeneración con el simple cambio de gestor y nos dejáramos imponer de nuevo una solución. Y más con lo que hemos podido saber en estos últimos años sobre la manera en que tal corrupción ha contaminado todos los partidos políticos que han ejercido funciones gubernamentales. Como también porque, ante lo inevitable del empeoramiento de la situación económica y social, y ante la traición de los que dicen representarnos, pero que "no nos representan", la ciudadanía se está haciendo más proactiva, más exigente, más participativa, y de más en más considera la rebelión como la única solución para salir de esta situación. No olvidemos lo que la historia nos ha enseñado: para conseguir algo hay que luchar por ello. Debemos ser pues conscientes de ello; pero también de que mucha gente vota por no ver otra manera de manifestar su indignación contra el sistema de explotación y dominación dominante. Y que no por ello se abstiene de acudir a las manifestaciones ni dejará de participar en cuantos actos reivincativos revolucionarios,  si las circunstancias la hacen inevitable. De ahí pues la necesidad de no cortar los puentes con ellos y de hacer todo lo posible por que, llegado el momento, puedan unirse a los que ya estaban convencidos de que no hay otra solución que la rebelión. La solución pasa pues por la movilización y por dar a ésta un objetivo que de verdad haga reflexionar a la clase dominante explotadora.


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