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viernes, 1 de febrero de 2013

LA CONTABILIDAD B O CARA OCULTA DE LA REALIDAD

Hasta que no conozcamos esos cuadernos, esa contabilidad B, no podremos completar la verdadera historia de España. Solo conocemos la cara A, la que cuenta que hubo una dictadura y luego entre el rey y unos cuantos dirigentes políticos de gran talla nos trajeron la democracia, y después llegaron el desarrollo, la modernización, la marca España, los servicios públicos, el Ave, los grandes eventos, la Unión Europea, la OTAN, los éxitos deportivos y culturales, un rey simpático y deportista, un príncipe enamorado de una plebeya, las empresas conquistando el planeta, edificios emblemáticos, segunda residencia, hoteles con encanto, la banca campeona del mundo y el mejor fútbol de Europa. Hasta que llegó la crisis, como una catástrofe natural, y lo arrasó todo. La cara A de la democracia sonó bien durante años, era una canción fácil, pegadiza, todos la tarareamos. De vez en cuando se rayaba, saltaba o sonaba sucia, había escándalos, había robos, había precariedad y desigualdad, pero el disco seguía girando sin distorsionar demasiado, hasta que en los últimos años empezó a atascarse, a ralentizarse, a sonar cada vez más sucio, hasta resultar tan insoportable que nos tapamos los oídos. Así que ahora toca darle la vuelta al disco y oír la otra versión de la historia al completo, la cara B.
La historia de la democracia española no la han escrito cronistas ni historiadores, tampoco periodistas ni novelistas, sino meticulosos contables juntos con economistas que anotaban entradas y salidas de dinero, se mojaban la yema del dedo para pasar la página y usaban papel calca para quedarse con copia de todo. Inclusive en la era de los ordenadores es más´ fiable un papel que el disco duro de un ordenador. Nosotros, los ciudadanos, si queremos refundar este país arruinado y podrido, si queremos construir algo mejor, algo habitable, necesitamos conocer esa cara B, necesitamos leer todas esas entradas y salidas manuscritas en los cuadernos, identificar todos los nombres, sumar las cantidades sustraídas, leer ese folletín cuyos capítulos están repartidos en cientos de libros contables. Y exigirles a este gobierno del PP que dimita en pleno, si esta contabilidad B se ha dado en la ejecutiva nacional del PP, podría ser más de lo mismo en el PP de Valencia, en el PP de Murcia, en el PP de Madrid, en PP de Galicia,  etc… Lo único que nos daría credibilidad internacional ante tanta corrupción, sería que este lunes 4/02/2013 hubiera una dimisión de Rajoy y se convocaran ELECCIONES GENERALES


domingo, 27 de enero de 2013

NADA NUEVO NAJO EL SOL

No hay nada nuevo bajo el sol. Ya sabemos que roban porque pueden, pueden porque mandan y mandan porque les elegimos. Y aquí está el meollo de la mafia que mece la cuna del sistema. Somos nosotros mismos, cándidamente, quienes damos cuerda a la cometa que se convertirá en nuestra soga. Lo  que es cierto es que la autonomía del elector dura lo que tarda en depositar su papeleta en la urna. “Si les votas, luego no te quejes”, suele pregonarse desde posiciones de izquierda para denunciar a la caverna aupada al poder por la gente corriente. Unos y otros siempre alardean de obrar por el interés general, pero ocultan que llevan un Plan B en la guantera. El pez grande siempre se come al pequeño, aunque la pecera la vistan de satén. Además, en España el ciudadano no vota a favor de un partido, opta por una formación porque quiere impedir que gane la otra, es un voto a la contra, de protesta, no de conformidad con el elegido. Se votó contra Felipe González y llegó Aznar en represalia. Aznar fue relevado por Zapatero, por temas como el Prestigie, la inmunda guerra de Irak y su careto reaccionario. Y finalmente ha vuelto el PP a La Moncloa por la crisis económica. El  PSOE al plegarse al golpe de los mercados para cargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. ¿A quién vamos a encumbrar ahora para que Mariano Rajoy pague por el inhumano desguace de lo que quedaba de Estado de Bienestar?. El poder tiene reglas de obligado cumplimiento. Reglas que, aunque sea a través de esa impostura del “imperativo legal”, hacen a los abajos firmantes de costumbre dóciles guardianes del templo. Este enemigo no hace prisioneros. El virus se trasmite con la misma sintaxis alienante y deshumanizadora que el sistema provee. Y si alguien entra en su recinto con ínfulas reformistas, la torva realidad suele convertirle en acólito. Todo está controlado autoritariamente, de arriba abajo, desde lo privado a lo estatal, y el resto se asume a beneficio de inventario. ¿Cuántos obreros hay en parlamento español a pesar de que el primer partido de la oposición se denomina Partido Socialista Obrero Español? ¿Y cuántos en el gobierno? ¿Cuantos obreros que entran en política se despiden del hemiciclo como obreros? La inmensa mayoría de nuestros representantes proceden de la actividad privada y profesiones liberales. Vienen del mundo de los negocios y cuando dejan el escaño o la cartera ministerial, con la agenda repleta de contactos, vuelven donde solían pero crecidos por su acopio de influencias y conocimientos. Lo llaman política de idas y vueltas. Al último portavoz del Partido Popular en el Parlament valenciano, Rafael Blasco, se le investiga judicialmente por enajenar fondos públicos recolectados para Tercer Mundo. Aunque en este episodio no hay sangre azul por medio, sino roja intensa, como corresponde a un antiguo revolucionario que recorrió todo el escalafón de la izquierda, desde el PCE al FRAP, pasando por el PSV, antes de dar con la religión verdadera. El Dios de los delincuentes aprieta pero no ahoga. Los políticos ofertan lo que los ciudadanos demandan. Hasta que logran el poder. Entonces olvidan sus promesas y las sustituyen por falsas demandas para su propio beneficio, levantando un pesebre donde debería existir una sociedad entre libres e iguales. Lo público auténtico sólo se construye desde la base, horizontal y democráticamente. Lo estatal es el simulacro con que lo privado controla lo público. El derecho a decidir no es tal, sino mera retórica para reafirmar el continuismo, si se ejerce desde arriba. El derecho a decidir siempre es un ejercicio de soberanía exclusivo y excluyente de los de abajo. Ya es hora que el pueblo decida con una democracia realmente participativa, España entre muchas cosas necesita un cambio de ley electoral dando paso realmente a una democracia participativa.