Si
bien la inmensa mayoría de los ciudadanos, de todos los sectores y
colectivos de la sociedad, incluso de todas las clases sociales,
trabajadores, docentes, sanitarios, comerciantes e incluso
empresarios tienen o tenemos claro la inviabilidad del actual
Régimen, por sus niveles de corrupción endémica, su predisposición
a no buscar soluciones, lo cual es mucho más grave que su
incapacidad para afrontar la situación o como diríamos a coger el
toro por los cuernos, junto la pérdida de derechos esenciales de
toda la sociedad en su conjunto pero cobardemente ensañándose con
las clases populares, los sectores más débiles de la sociedad,
añadido con la falta de trabajo, lo que es peor la falta de
esperanza de conseguirlo algún día, con los jóvenes sin
expectativas y los mayores de 45 años sin posibilidad alguna de
completar lo que debiera ser su vida laboral condenados unos y otros
a la supervivencia o y la miseria. El primer paso es unir todas las
fuerzas republicanas y de izquierdas en un Frente Popular, Unidad
Popular o Unión por la República, el nombre es lo de menos, para
concurrir a la próxima cita electoral –Elecciones al Parlamento
Europeo- ofreciendo alternativas, en ese primer paso está claro que
no estaría el PSOE, pero si la oferta y la apuesta republicana es
clara, al PSOE le tocara mover ficha y solo le quedaran dos opciones,
o la solución griega que sería su suicidio del mismo modo que le ha
ocurrido al PASOK, o converger con esa fuerza republicana emergente,
lo que nos llevaría de manera inexorable a la IIIª República
Española.
En
la Transición
no
hubo un debate ciudadano democrático sobre
monarquía o república. La correlación de fuerzas era
aplastantemente favorable a las fuerzas conservadoras, y éstas
dejaron clarísimo que, sin la monarquía de Juan Carlos I designada
por el general Franco, no permitirían que los españoles disfrutaran
de un mínimo de libertades y derechos. En semejante tesitura, no
había más remedio sensato que aceptarlo.
Hasta
hace bien poco, la mera sugerencia dela
posibilidad de abrir un debate sobre una III República española
ante
gente política y mediático en el Estado Español te valía recibir
una mirada entre extrañada y conmiserativa, cual si estuvieras loco
de atar. Incluso -sobre todo- si eran políticos, periodistas o
intelectuales. El
cambio en la forma de Estado -la incorporación a España de una
fórmula republicana que funciona bien en Estados Unidos, Francia y
Alemania, por tan sólo citar a países bien vistos hasta por nuestra
derecha- pudiera ser la clave de bóveda de la regeneración.
¿Y si se dejara de satanizar a aquellos que dicen que la Transición
estuvo bien en su momento, pero que han pasado casi 40 años y éste
es otro mundo, un mundo que protagonizan nuestros hijos, jóvenes que
no han conocido a Franco y Tejero, no han vivido en la Guerra Fría y
han crecido con la televisión, los teléfonos móviles e Internet?.
La
III república no se establecerá en España ni por los errores del
monarca ni por una confluencia de los planetas, sino por el trabajo
constante y bien organizado de los republicanos hasta construir un
pueblo educado en la libertad, en la auténtica democracia y poseedor
de una conciencia cívica. Y, esto, en nuestro país, requiere el
establecimiento de cauces de difusión de los principios republicanos
hasta lograr la adhesión a los mismos de una mayoría, no
simplemente cabreada con la monarquía, sino racionalmente convencida
de la superioridad política y moral del sistema republicano. La I
República, se encontró sin republicanos, pese al esfuerzo realizado
de socialización de la idea antes y después de la revolución de
1868. En la II, los clubes, casinos, liceos, juntas republicanas y la
prensa significaron un paso gigantesco en la formación de una
conciencia cívica. La simpatía por la república
esta creciendo, pero no nos engañemos, no es fruto de un
convencimiento de la gente de que el sistema republicano es un paso
más en la profundización de la democracia, en el avance de los
derechos humanos, es como respuesta a la indignación ciudadana por
el descubrimiento de la corrupción existente dentro del Estado
Español en sus estamentos. Como yo lo entiendo una alternativa
seria, seria abrir el debate entre ¿Monarquía o República?. Y que
el pueblo decida en Referéndum.