Hoy
nos están arrebatando nuestras viviendas (desahucios), nuestra
educación (disminución de profesorados, tasas y fin de las becas),
nuestra sanidad (disminución de personal, cierres de hospitales y
servicios de urgencias), nuestros derechos sociales (liquidación de
la ley de dependencia), nuestras libertades públicas (represión de
las manifestaciones, sistemas de vigilancia), nuestros derechos
laborales (seis millones de parados, congelaciones y disminuciones
salariales, facilidades para los despidos, precariedad laboral)
. La
Constitución de 1793, elemento clave del racionalismo ilustrado
francés, plantea el derecho a la insurrección (Artículo 35:
“Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección
es, para el pueblo y para cada una de sus porciones, el más sagrado
de los derechos y el más indispensable de los deberes”).El jesuita
Juan de Mariana razonó acerca del derecho a la insubordinación (Del
Rey y de la Institución real1598-1599).
El dominico Francisco de Vitoria reconoce la licitud de robar cuando
el hambre hace peligrar la vida humana o negarse a pagar un tributo
en caso de que fuera injusto.
Una
primera razón es que el gobierno se
ha asegurado el apoyo de sus amos:
la
Troika (formada
por la Unión Europea y el FMI), de la que es su fiel sicario, y
el núcleo duro del capitalismo español,
representado por el llamado "Consejo Empresarial para la
Competitividad" que, cuando explotó el caso Bárcenas, fue a La
Moncloa a dar su respaldo explícito a Rajoy. Este núcleo es un
conglomerado formado por los tres grandes bancos (Santander, BBVA y
La Caixa), Telefónica, Repsol, Iberdrola, las grandes constructoras,
Inditex y unos pocos más. Para
esta superélite capitalista, con grandes intereses en el exterior,
no existe la crisis.
Al contrario, ellos son (junto a la banca internacional y las grandes
multinacionales extranjeras) sus
grandes beneficiarios,
a costa del empobrecimiento generalizado y la miseria de millones. Y
al precio, también, del hundimiento de multitud de empresas pequeñas
y medianas.
Esa
apatía que del pueblo son las que explican que el gobierno se
disponga a lanzar un nuevo pensionazo,
con el objetivo de recortar a partir de enero de 2014 el poder
adquisitivo de las pensiones actuales y de fijar pensiones más bajas
desde 2019. El nuevo pensionazo se suma a la ola de despidos, a la
precarización general del empleo, a las bajadas de salarios y a la
continuidad en el desmantelamiento y privatización de los servicios
públicos.
Los
inspectores de la troika -formada por la Comisión, el Banco Central
Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)- regresarán a
Madrid el próximo 23 de septiembre para verificar si España cumple
las condiciones exigidas por el Eurogrupo a cambio del rescate
bancario..
En su último informe publicado el pasado julio, los inspectores
concluyeron que "en estos momentos no hay motivos para
considerar más desembolsos" a cargo del rescate, más allá de
los 41.300 millones de euros que ya se han utilizado. Además,
constataron que el cumplimiento de las condiciones exigidas a España
en materia de reforma del sector financiero "está prácticamente
completado".
No
obstante, la troika alertó de que la banca española sigue siendo
"vulnerable" debido a la mala situación económica, el
aumento de la morosidad y la supresión de las cláusulas suelo de
las hipotecas tras la sentencia del Tribunal Supremo.
Esta
apatía que padece el pueblo en su conjunto tiene que terminar, estos
despropósitos tienen que acabar, al pueblo se le ha llenado el vaso
y una sola gota más bastara para que se desborde. No hace falta ser
Lenin ni Rosa Luxemburgo para llamar a la rebelión. Los inspiradores
de la Ilustración, los que redactaron la Declaración Universal de
Derechos Humanos, los sacerdotes del siglo XVI y los filósofos
liberales hoy estarían sumándose a un levantamiento.