Ninguna
mujer va a abortar por gusto, la realidad de su vida y su
circustancia determinan su decision, la mujer es dueña de su propio
cuerpo, nadie puede decidir por ella. Después de haber pasado por
esa fase de informes médicos, la mujer será sometida a charlas
informativas sobre
las consecuencias de la intervención y las ayudas a la maternidad,
lo cual actualmente suena sin duda a sorna y burla cruel. Pero
todavía no ha terminado el proceso. Después de esto debe
transcurrir un periodo mínimo de siete
días de reflexión
para
que la mujer piense lo que va a hacer. Es decir, el proceso se alarga
infinitamente con el objetivo de que transcurra el tiempo y así la
mujer abandone su determinación de interrumpir el embarazo. Pero,
además, sabiendo que su feto tiene una malformación grave, todavía
tiene que verse humillada escuchando charlas para disuadirla. También
cabe añadir que, en caso de que una mujer aborte fuera del plazo
estipulado o en supuestos no recogidos –es decir, en pleno
ejercicio de lo que debería ser su derecho–, no será penalizada,
pero sí lo será el profesional que realice la intervención. Una
medida para disuadir también al personal médico y que obedezca a
pies juntillas la norma.
Destroza
a los que ya han nacido,
tanto adultos como jóvenes, y sí, también los niños. Como en
marzo de este año, cuando la Junta de Comunidades de Castilla-La
Mancha denegó
el transporte sanitario a un bebé de cinco meses con un 70 por
ciento de discapacidad.
O hace un mes, en noviembre, cuando también el Gobierno de Cospedal
retiró
la ayuda económica a un niño de siete años con parálisis cerebral
severa.
En ambos casos tuvo que echar marcha atrás debido a las presiones
recibidas, pero esto muestra perfectamente la doble moral de quien
gobierna este país.
Desde
la promulgación de la ley del aborto del PSOE en 2010, muchos medios
de comunicación conservadores se han hecho eco del supuesto
aumento del número de abortos.
Pero no hay que olvidar que antes de la ley se hacían
clandestinamente y no quedaba constancia. Siempre se ha abortado y
siempre se abortará. La cuestión es si se ofrecen a todas las
mujeres los mismos derechos o sólo a aquellas que pueden pagar una
clínica privada o marchar a Europa. La clave se encuentra, de nuevo,
en los privilegios de unos pocos. La
doble moral de la derecha religiosa más
reprimida, cuyos miembros van el sábado al burdel y el domingo a
misa.
El
ala más reaccionaria ha llegado a pensar que las mujeres
usarían el aborto como método anticonceptivo.
Eso demuestra de por sí la baja consideración que tienen por la
inteligencia femenina. Ninguna mujer en su sano juicio sería capaz
de acudir a abortar cada vez que mantenga relaciones sexuales o
tomarse el aborto como una excusa para no usar protección. No se
trata de prohibir, sino de concienciar. En primer lugar, educación
sexual en los colegios.
La
política toma visos agresivos cuando analizamos las amenazas y
cantos de sirena que gobierno y oposición lanzan contra las
manifestaciones y actos de protesta en el espacio público con que
los ciudadanos muestran su rechazo frontal al statu quo. Aquí y
ahora, la derecha utiliza un arsenal de medidas legales y
administrativas, que van desde el Código Penal hasta la Ley de
Protección de la Seguridad Ciudadana, para meter en vereda a quienes
se salen de los cauces de lo políticamente correcto al plantear sus
quejas. La izquierda franquiciada, por su parte, emplea todas sus
energías en convencer a los disidentes sobre la bondad del voto
útil, saboteando el activismo público como un gesto tan romántico
como testimonial. Así, una y otra opción, coinciden en su voluntad
de desarmar la razón de ser de los movimientos sociales autónomos.
En la formalmente democrática España, el ejecutivo del Partido
Popular persigue la misma deriva con la propuesta de Ley de Seguridad
Ciudadana, que no es sino un obús dirigido contra la línea de
flotación del 15M, cuyo radical presentismo está logrando
cortocircuitar el discurso oficial. Es la amplia base ciudadana la
que empieza a percibir la inutilidad de una minoría dirigente y
explotadora, mientras ella estrecha lazos de empatía humanitaria.
Todas las revoluciones han tenido su punto de ignición en la calle.
Todas estas reformas de leyes , es un torperdo en la linea de
flotación de la democracia.