El
consumidor no dispone de toda la información para poder hacerse con
el producto
más adecuado
a sus necesidades. Lo normal es que el vendedor tenga mucha más
información que el comprador. Por ejemplo, en el mercado
automovilístico, es imposible que un comprador tenga toda la
información necesaria: puede que conozca los precios de los
diferentes coches, pero ¿cuáles son las diferencias reales de sus
motores? ¿Y de las bujías? ¿Cuál la calidad y la duración
probable de todas sus piezas? Finalmente, la compra se realiza a
menudo siguiendo criterios no racionales o utilitario
El
monopolio. Es un caso extremo, en el que un solo vendedor posee el
control absoluto de toda una industria. Una única empresa cubre toda
la demanda y controla el precio del producto y las condiciones de su
venta. Esto puede darse porque la empresa controla en exclusiva un
recurso necesario para producir u ofertar ese producto o porque la
compañía tiene los derechos legales o la patente exclusiva sobre su
comercialización. El monopolio suele indicar una situación de abuso
de poder que perjudica a los consumidores, ya que nada le impide a la
empresa mantener los precios artificialmente altos produciendo a un
nivel muy inferior a la demanda. Por ello, los países suelen tener
leyes anti-monopolio.
Un
oligopolio es un mercado
en
el que existe un pequeño número de empresas productoras
de
un bien o servicio homogéneo y por medio de su posición ejercen un
poder de mercado
provocando
que los precios
sean
más altos y la
sea
producción sea menor estas empresas mantienen dicho poder
colaborando entre ellas evitando así la competencia.
Libre
mercado es el sistema que el precio de los bienes acordado por el
consentimientos entre los vendedores y los consumidores, mediante
las leyes de la oferta y la demanda.
¿Que
les pasan a los pescadores de Benicarló?¿que problemas tienen con
el suministro del combustible de los barcos? ¿O sera por los precios
del carburante? O no tienen la información completa, pues no saben
si el carburante que le sirven el el puerto es producto de un
monopolio o oligopolio, pero nunca de un sistema de libre mercado.
Cuando algunos de los vecinos de Benicarló no vamos a echar
carburante al coche, tenemos diferentes estaciones de servicios con
diferentes precios, aunque solo sea de una diferencias de un céntimo
y si nos nos agrada nos podemos desplazar a las poblaciones vecinas
donde hay otras estaciones de servicios con unos precios de acorde
con nuestros intereses, lo mismo le ocurre al agricultor por su
carburante agrícola. Pero al patrón del barco que quiere repostar
su embarcación no lo tiene igual esta obligado a someterse al precio
del carburante existente en el poste de servicio del puerto. Como
no le dejan traer cubas de carburantes , se ve obligado a depender de
este surtidor, no teniendo la libertad de elegir. Parece ser que en
el puerto de Benicarló no existe esta libertad de mercado, sistema
tan cacareado hoy por nuestro gobernantes, habiendo un monopolio que
impone sus leyes de precios, no dando opción a la libre competencia.
Es hora ya de cambiar esta politica, pues muchas familias dependen de
este sector.