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sábado, 3 de enero de 2015

ERRORES


Cuando salga a la luz estas letras, las fiestas del solsticio de invierno, ya habrán terminado (leanse navidad y año nuevo), la vida continua en el 2015, nos han dejado amigos que se han quedado en el camino, pero la vida, lo que es la vida en Benicarló sigue igual excepto para los políticos, pues ellos en mayor o menor medida tienen puestas sus ilusiones en las próximas elecciones. Lo que no se dan cuenta que actualmente vivimos un cambio de época. La llamada “globalización” en su dimensión financiera ha estimulado la economía especulativa, la urbanización sin ciudad, la dualización social y la subordinación corruptora de los gobiernos a los mecanismos ciegos e invisibles de los mercados. El resultado ha sido la crisis de la economía productiva, la precarización y la reducción de la masa salarial, el descrédito de las instituciones políticas y de los gobernantes y el gradual desmoronamiento del “estado del bienestar”.Las ciudades, ámbito por excelencia de la organización del trabajo y de la reproducción social, son el escenario de la crisis y del conflicto . La democracia nació en las ciudades, su degradación se vive y se hace más visible en el espacio público urbano y la resistencia social se expresa en este mismo espacio político y físico.
La reacción de los gobiernos evidencia que la bandera de la democracia no reside en el Estado sino en la sociedad política movilizada y principalmente en las clases populares. Los gobernantes y los mercados tienden a fragmentar, precarizar y excluir a los trabajadores, criminalizan los conflictos sociales, modifican las leyes para facilitar la represión, promueven el miedo como instrumento de generar un consenso pasivo y resignado y en nombre de la seguridad aplican el terrorismo de Estado y degradan la justicia institucional mediante la arbitrariedad clasista. En España a lo largo de la última década se han modificado varias veces el código penal y muchos ayuntamientos gobernados por el PP (derecha) han aprobado normas de civismo propias de la extrema derecha. Para colofón hace unos días la mayoría conservadora ha aprobado en el Congreso de diputados una “ley de seguridad ciudadana” que inmediatamente se ha hecho famosa como “ley mordaza. Una ley que criminaliza la expresión de los conflictos en el espacio público y que de facto permite reprimir cualquier manifestación crítica contra las instituciones políticas y las entidades económicas. Se penalizan las manifestaciones, concentraciones, ocupaciones pacíficas, escarches, piquetes informativos, resistencia a la policía (no mostrar el carnet de identidad, haber grabado a un agente, etc). Y se aumentan las sanciones si se trata sedes y dirigentes de instituciones o partidos políticos y de grandes empresas o bancos. Es suficiente la palabra de un policía como prueba. Y basta que un pequeño grupo de provocadores o infiltrados cometa algún acto de violencia es suficiente para sancionar a cualquiera que haya promovido o participado en un acto sirve para condenar tanto a los que promovieron o apoyaron el acto o participaron en el mismo. Las sanciones que se aplican son administrativas, las aplica el ministerio del Interior al margen de la judicatura. Las multas pueden llegar a 600.000 euros y en la mayoría de los casos son de bastantes miles de euros. Por ejemplo grabar la intervención policial en el espacio público se multa con 30 000 euros. Las personas que sufren estas sanciones pueden quedar gravemente afectados pues pueden perder su vivienda u otros bienes, ser deudores durante muchos años. Estas leyes promulgada por el PP me recuerda otros tiempos, que yo si por desgracia me ha tocado vivirlo en este País, fue en tiempo de la dictadura. Hoy en día me subiría la rabia, hasta nadie sabe donde si un ayuntamiento como el el Benicarló que presume de democrático, ante cualquier manifestación aplicaran estas leyes hecha a las espaldas del pueblo español. Pensarlo bien ediles del consistorio, sobre todo los del equipo del gobierno, las mentiras a un pueblo, solo se le engaña una vez. En votaciones, ahora pagareis no solo vuestros errores, también los errores del gobierno que os alumbro.