En el Estado Español, lograr
la unión de las izquierdas, seria el gran anhelo de las bases de los partidos
para la transformación social y
económica. La gran mayoría de los militantes de base de la izquierdas defiende
encarnizadamente, la confluencia como respuesta a una demanda social que pide
que se pacte en base a los elementos coincidentes, obviando los grandes matices
que diferencia a los diferentes partidos de izquierdas. Por ello se habla de
poner a las diferentes instituciones de nuevo al servicio de los ciudadanos.
Las masas movilizadas coincidentes por la unión de los partidos del espectro
político de las izquierdas, no solo tienen el derecho, también la obligación de entrar en política, desmitificando el
hecho de nombre de “Casta” de los políticos. Haciendo realidad de una política
del Pueblo para el Pueblo.
La
izquierda tiene un terrible problema de reflexión. Hay problemas para los
cuales no se tienen respuesta. Por
ejemplo, cuáles son las relaciones entre los movimientos sociales y los
gobiernos; cómo actúa un gobierno que puede acceder a los aparatos del Estado
sin que ello signifique que tenga realmente el poder; cómo gestiona el Estado
heredado con el Estado en construcción; cuál es
sujeto de transformación; qué ocurre cuando la clase obrera sigue
existiendo, pero ya no se deja representar. Creo que la izquierda puede
encontrar respuestas a estas preguntas en la unión de los diferentes grupos. El
gran reto de la izquierda es ver cómo se traducen las diferentes luchas por la
emancipación para encontrar el hilo que las una.
Por
eso cuando el capitalismo está en crisis la salida más fácil que encuentra es
la fascista. Y esto se debe a que la izquierda no termina de entender que tiene
que ser capaz de unir la emoción y la gestión. La izquierda necesita renovar
las emociones y terminar de concretar las alternativas. Se vive en un mundo en transición donde lo viejo no
termina de marcharse y lo nuevo no termina de llegar. Hoy tenemos que hacer
teoría no sobre la base de lo que queremos sino de lo que no queremos. Esto
representa una ventaja teórica. Los modelos tradicionales se rompieron: la
Unión Soviética se hundió, el mundo del trabajo se transformó, los Estados
nacionales variaron y las ideologías se difuminaron. Los marcadores de certeza
se tornaron líquidos y por eso hay dificultades para concretar otras cosas en
una alternativa que se plasmará a medida que se construye. Es importante teorizar sobre una izquierda
flexible que vaya construyendo sobre la base de lo que no se quiere, el gran
mosaico de lo que desean las bases de la izquierdas. Se esta en una encrucijada teórica donde no se
valen los viejos elementos, no sirven
los viejos elementos liberalistas, ni
mucho menos el modelo de gestión humanista de un capitalismo en crisis como lo
hace la socialdemocracia. Como diría Carlos
Marx, es un momento para regresar a la biblioteca e intentar aportar
modelos que orienten.
El
sistema global tuvo que regresar al origen y exacerbar la explotación dentro de
casa. También Se sabe que, según las
cifras más optimistas, hay 75 veces más dinero que riqueza. Y esa mentira
funciona mientras el capital financiero decida seguir jugando a la mentira. En
cuanto dice “nos paramos, esto es mentira”, todo se cae. Eso es lo que ha ocurrido
ahora. El sistema financiero se dio CUENTA de que la brecha entre el dinero y
la riqueza es tan grande que no se va a poder pagar . Por eso hoy es de
vital importancia la unión de todos los partidos de izquierda, dejando a un
lado los pequeños matices que los separan, es necesario un frente amplio para
transformar esta sociedad que vivimos.