Naturalmente,
los procesos históricos son complejos y no existen determinismos ni una
única salida es algo que, también, pone de relieve la actual crisis orgánica
del capital y la incapacidad de interpretación de la misma así como de actuar
sobre ella –sobre la realidad histórica concreta- por parte de las organizaciones
de la izquierda transformadora. La crisis orgánica del capital afecta también a
las organizaciones, y les afecta hasta situarlas al borde de la desaparición:
fundadas para una época histórica que ya no existe, y acostumbradas y
desarrolladas en ella, o se refundan –y la Historia no espera-, o, en la medida
en que no se correspondan con una necesidad social y no reflejen unos intereses
de clase –adaptando el discurso, la práctica y los métodos a la nueva
coyuntura-, es decir, en la medida en que dejen de ser socialmente necesarias,
serán superadas por la Historia y se convertirán en algo marginal, con
tendencia a la desaparición.
Pero con el tiempo muchas cosas cambian. La
derecha ha ido creciendo al amparo de ese soporte constitucional falsamente
democrático y su prepotencia ha llegado a hacerse insoportable a una buena
parte de la población. Eso ha dado lugar a que la gente, harta de ese engañoso bipartidismo
auspiciado por el PP, empiece a fijarse en algunos de los nuevos movimientos de
izquierda que han surgido desvinculados de la veterana izquierda oficial. Y
pese a que luchan en desigualdad de condiciones contra un enemigo fuerte y bien
organizado, están empezando a cosechar frutos electorales de un pueblo que
sufre en demasía la insaciable codicia del capitalismo. Vencer el miedo y
apostar por lo desconocido no es fácil para nadie. El capitalismo nos ha
ofrecido hasta hace poco una forma de vivir acomodada haciendo caer sobre
poblaciones lejanas la mayor parte de los sufrimientos que esa buena vida
comporta. Acá vivíamos bien mientras en lejanas maquilas cientos de miles de
personas trabajan para nosotros en régimen de semiesclavitud cuando no de
esclavitud entera. Un cambio de vida hacia posiciones más humanas nadie sabe lo
que nos puede comportar pero quien más quien menos teme que sea renunciar a ese
capitalismo que hemos venido idolatrando. Habrá que ver hasta cuando esa forma
de sentir y no pensar va a estar vigente. El PP sabe que su fin como
partido hegemónico de la derecha, ya ha tocado su fin, hoy se impone nuevas
estrategias de lucha y un nuevo partido de centro derecha está emergiendo. Hoy
gimotean los banqueros, los grandes constructores, Rita Barberá y unos cuantos
más porque en muchos lugares de España, o sea, del que habéis creído un cortijo
particular, algunos de ellos emblemáticos de vuestro poder, la gaviota deja al
fin de defecarnos encima a los de siempre, mientras nos contáis que no eran
excrementos sino maná y que la próxima legislatura habría 20 millones de puestos de trabajo. No lo olvidéis, España un dia se acostó
Monárquica y se levantó al dia siguiente Republicana.