Yo me hago la
siguiente pregunta: ¿queda hoy en dia socialistas dentro del PSOE?
La historia reciente me dice que no, salvo contadas execepciones de
los dirigentes y una gran mayoria de la base (de la base que queda,
pues la cupula ha querido tener solo un partido electoralista, donde
no exista una base concenciada y militante)
De lo que hay pocas
dudas es que media un abismo entre esta generación y la última,
entre Largo Caballero y Cándido Méndez por seguir el ejemplo, este
último un señor que es recibido en Palacio y que no ha hecho más
que firmar y aceptar retrocesos. La lista expuesta en el artículo
podría ampliarse y lo será cuando tenemos todas las cuentas de la
historia encima de la mesa. Cuando quede todo lo claro que es
necesario cómo este se situó en la cola de la desigualdad en
Europa, en el más corrupto de todos bajo sucesivos gobiernos
socialistas. Pero aún y así, caben las matizaciones. Por abajo la
cosa está clara, el 90% de mi extensa familia ha votado socialista y
puedo asegurar que es gente que no tiene nada que no se haya ganado
con su trabajo. Gente que está empezando a cambiar comenzando por
los más jóvenes, pero también entre los mayores. Eso se está
notando ya que Rodríguez Zapatero fue el último que gozó de un
plazo de confianza añadido por sus promesas con lo de la guerra de
Irak y con lo del 11-M que volvía dar la medida del grado de
incivilización alcanzado por la derechona española. Todavía debe
de quedar buena gente por los pasillos, gente que será
necesaria para recuperar tradiciones perdidas…Gente de la talla del
finado Luís Gómez Llorente (1939-2012), el más importante de los
declinantes representantes de lo que en otro tiempo fue la izquierda
socialista. Luis fue durante cierto tiempo el intelectual más
reconocido de una izquierda socialista que –realmente- nunca lo
fue. Tenía a su favor una larga trayectoria política e intelectual
dado que comenzó muy temprano en las Juventudes Socialistas. Su
nombre figura como representante de estas en diversos congresos del
PSOE en el exilio. Mas a la izquierda que el viejo aparato, la voz de
Luís se hizo sentir por entonces a favor de una mayor implicación
militante en la lucha antifranquista desde el interior, pero apenas
si encontró algunos apoyos más verbales que práctico. La
Rosa Luxemburgo de Gómez Llorente era digna, y la suya
pasó a ser una obra de consulta.
Fue el otro gran
protagonista en mayo de 1979, del congreso del vuelco, el XXVIII
congreso del PSOE, aquel en que Felipe González, al que la prensa
llamaba “Nadiusko” (por Nadiuska, una de las reinas del “destape”
conocida por sus morritos) renunció a presentarse a la reelección
como secretario general de lo que todavía era un partido. Su
pretensión (o mejor dicho, la exigencia que tenía que cumplir para
gobernar con la finalidad de hacer viable lo que la UCD ya no podía
llevar a cabo), el requisito de abandonar su adscripción al marxismo
que, aunque no practicaban (uno de ellos, pienso que era Solanas,
declaró en el “Interviú” que el marxismo era una teoría para
la conciliación de las clases, parecía que había leído el
Manifiesto Comunista totalmenten al reves).
Gómez Llorente
formará parte de la pantomima de la Mesa del Congreso de los
Diputados como vicepresidente, es portavoz de la oposición
socialista en los temas educativos, es de los dirigentes socialistas
que tienen que negociar algunos de los aspectos más relevantes de la
Constitución de 1978, especialmente todos los vinculados a las
cuestiones educativa y religiosa.Cabe pensar que, al igual que en los
ochenta se dio un bandazo de la izquierda a la derecha por parte de
toda una generación. No sería ninguna novedad, el última
antifranquismo estuvo repleto de gente que había pasado por la
Falange y otros tugurios, es bastante probable que ahora asistamos a
un giro en sentido contrario, dando un giro de ciento ochentas grados
a la izquierda, pero nos sobran esa mochila cargada de gente
autodenominada centristas y socioliberales.
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