Las migraciones
internacionales de trabajadores de países del Sur hacia países ricos del Norte
constituyen uno de los grandes acontecimientos de estos dieciséis años del nuevo
siglo. Las actitudes de los ciudadanos del Norte ante la presencia de estos
inmigrantes y ante las políticas de extranjería realizadas por los gobiernos
constituyen un excelente test para medir el grado de solidaridad internacional
existente. La presencia de estos trabajadores introduce la problemática de los
países empobrecidos dentro de las sociedades ricas, de modo que ningún
ciudadano puede seguir ignorando la existencia de ese inmenso "otro
mundo". Además, los problemas que conllevan las presiones migratorias y la
inserción de estos ciudadanos de países empobrecidos en los Estados del Norte
puede favorecer la realización de políticas de cooperación internacional que
incidan en el desarrollo social y económico del Sur. El Mediterráneo hoy en día
es el más grande cementerios de las personas que huyen del hambre y la guerra.
En España existe una
opinión bastante generalizada tendente a favorecer la integración de
los inmigrantes que
ya se encuentran en nuestro país. Exclusivamente el 31% declara que hay que hacer
todo lo posible para que estas personas regresen a sus países de origen. Es
más, el 86% de los españoles considera que hay que proporcionar asistencia
sanitaria y educación gratuita a los inmigrantes e incluso el 62% afirma que
deberían tener derecho a recibir el subsidio de paro y un acceso a viviendas
dignas. Cerca del 70% manifiesta que se debería conceder la ciudadanía a aquellos
inmigrantes que hubieran vivido y trabajado más de cinco años en España.
Además, cerca del 60% piensa que todo extranjero que trabaje legalmente en
España tendría que tener derecho a votar en todas las elecciones. El modelo de
sociedad deseado es aquel que se caracteriza por la primacía del interés público
y la regulación estatal de la economía. Una sociedad en la que se favorezca la
existencia de ingresos igualitarios, la ayuda pública sea importante y el Estado
sea responsable del cuidado de las personas (pensiones, salud, etc.). Esta
última cuestión se considera, incluso, más importante que la creación de
riqueza. Mientras que el 72% de los españoles consideran que "el Estado es
responsable de todos los ciudadanos y debe ocuparse de todas aquellas personas
que tienen problemas", sólo el 21% opina que "los ciudadanos son
responsables de su propio bienestar y deben ser ellos mismos quienes se hagan
cargo de la situación cuando tengan problemas", esta opinión se establece primordialmente
entre la “alta burguesía”. Lo más importante es que gran parte de la población
se ha incorporado a la lucha política con el objetivo de un “crecimiento con
inclusión social”. Aunque con estrategias diferentes, ese es un punto común
entre heterodoxos y socialistas científicos. Años de lucha social que tuvieron
su punto más alto en 2001-2002 han producido el epifenómeno de que el último
gobierno intentara, con sus limitaciones, ese crecimiento. La masa de la
población que lucha por este objetivo es un movimiento progresivo, y por esa razón
el socialismo científico tiene que acompañarla, ayudando a llevar a cabo las
mejores reformas posibles. En ese camino inevitablemente se revelará que dentro
de los límites del capitalismo es imposible lograr el objetivo. Si la lucha es
consecuente se tomará conciencia de la necesidad de adoptar la verdadera
estrategia que lo hace posible. El problema es qué hacer, cuáles son las tareas
concretas que ayudarán a esa toma de conciencia. Pero ninguna de las dos
alternativas es posible de llevar a cabo sin una gran revolución democrática de
todo el pueblo. Y en ese marco solamente son realizables sin son impulsadas por
la decisión completamente democrática de la gran mayoría del pueblo. Si a todo
esto sumamos la solidaridad de los habitantes de “La piel de toro” (ojo,
habitantes, no compatriotas, pues estos días de la gran recogida de alimentos. Me
ha encontrado que los que más daban eran los más pobres y desfavorecidos de la
sociedad, los emigrantes con otras costumbres, otra religión.) que están
ocupando el papel del Estado, pues este
se desentiende de los menos favorecidos de nuestra sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario