Según
el Informe sobre la Sostenibilidad Fiscal 2015 de la Comisión
Europea, la Deuda pública de España en el 2015 habría alcanzado el
100% del PIB nacional ( más de mil millones €), lo que representa
un crecimiento imparable desde el 2005 cuando la Deuda rondaba el 42%
del PIB nacional (casi 400.000 millones de €) pero sin las medidas
cosméticas que el Eurostat permite utilizar a España, la Deuda
total superaría
el 280 % del PIB (más de 2 billones), cifra desorbitante que podría
actuar como espoleta de una metástasis recesiva en la economía
española. Así, aunque la Deuda privada habría pasado del 220% al
180% del PIB. según el
director
del Departamento de Asuntos Monetarios del FMI, José Viñals, “cerca
del 40% de la deuda en España está en manos de empresas que serían
incapaces de hacer frente a sus deudas a medio plazo a menos que
hagan ajustes como una reducción de la deuda, de los costes
operativos o de los gastos de capital,( “debt overhag” en
inglés)”, lo que sumado a la debilidad de los bancos españoles,
provocará que el crédito siga sin fluir con normalidad a unos tipos
de interés a pesar de la bajada de tipos del BCE hasta el 0 % y la
implementación de tipos negativos para la facilidad de depósitos
que obliga a los bancos de la Eurozona a pagar por dormir su dinero
en el BCE. La economia Española se ha hundido como un “castillo de
naipes”. Sin embargo, existe el peligro de la aparición de un
nuevo virus patógeno, (el DDD), con un ADN dotado de la triple
enzima D (Deuda desorbitante, Deflación persistente y Desempleo
estratosférico) que podría acabar por arrasar con todo rastro de
brotes verdes en la economía española.
Hoy hace falta
una nueva construción de la sociedad, donde el capital no sea
acomulativo por un grupo de personas. A lo mejor es que la salida
keynesiana ya no sirve, construir lo común precisa de elementos
diferentes. Y para generar la masa crítica que permita la
remunicipalización de los servicios públicos, así como una
ofensiva real sobre los resortes de poder efectivos de la sociedad,
hay que construir lo común. La base teórica, práctica, material, e
incluso estética, de una sociedad enteramente transformada.
De una vía de salida del capitalismo histórico. Algo que
encarne los deseos reales de cambio y que galvanice las energías
ahora dormidas de las clases populares. Remunicipalizar desde la
perspectiva del protagonismo de obreros y vecinos, de la autogestión
y de la democracia de base. Más allá del keynesianismo está la
potencia de la creatividad de las clases subalternas, hay varias
posibilidades que deben de ser exploradas y experimentadas, para los
servicios municipales recuperados: la cooperativización bajo
control de trabajadores y vecinos, para favorecer el empleo barrial y
el tejido económico autogestionario en los espacios cercanos; o la
gestión directa bajo control obrero y ciudadano, con formas de
participación de los trabajadores basadas en la asamblea. Avanzar
en la superación de la dicotomía entre propiedad privada y pública,
generando, construyendo e imaginando la nueva forma de propiedad
comunal-comunitaria. La forma jurídica de la democracia económica
más profunda, el producto del protagonismo popular hecho piedra
basal de la nueva sociedad. No debemos tratar de evitar el conflicto
a toda costa, sino de acumular fuerzas, empoderando a los sectores
sociales sometidos y desplegando todas sus potencialidades.