Estoy de acuerdo en
que la izquierda navega a la deriva. Pero no es tanto la institucional, ya que
esta, es izquierda porque a la derecha le conviene y la reconoce
mediáticamente. Por no ser, no es ni siquiera la
socialdemocracia reformista que a primeros del pasado siglo fue detestada por
los revolucionarios. Aquella socialdemocracia hace mucho que desapareció; y la
de hoy, no sólo no reforma beneficiando a las capas populares, sino que actúa a
favor, o no sé opone, a las reformas que perjudican a los trabajadores y al
ecosistema. La izquierda perdió de vista la lucha por la calidad de vida para
la clase obrera que estaba vinculada a los avances científicos y técnicos y a
la calidad de la producción necesaria. Por eso, generalmente, esta izquierda
sigue planteando ese disparate de jornadas de trabajo de 35 horas semanales.
Jornadas que debieron quedar obsoletas a principios del siglo XX. Recordemos que el capitalismo se confabula en
el Crack de 1929, para programar la obsolescencia de los productos.
Paralelamente las Yo me refiero a una izquierda radical, comunista, cuya deriva
rezuma desde últimos del siglo 19 y principios del 20, incrementándose hasta
nuestros días. Precisamente uno de sus desvíos, de sus errores, fue no ver el desastre ecológico que
se venía encima, fruto de las necesidades y contradicciones inevitables que, en
esto, tenía el capitalismo. Resolver sus contradicciones era hacerlas recaer en
la clase obrera: producir mal y consumir peor, en una interacción constante,
como única garantía para alargar al máximo el trabajo explotado. organizaciones obreras no se enteraron de su
importancia y en ese despiste estamos todavía.
No tod@s decimos lo
mismo cuando reivindicamos el reparto del trabajo y la riqueza. Plantearlo
desde posiciones correctas de clase explotada, teniendo en cuenta el
materialismo histórico y dialectico; es teorizar sobre la conveniencia de
reducir la jornada de trabajo para reducir la explotación y generar
contradicciones al capitalismo. Extremándoselas al reivindicarles al mismo
tiempo, producción precisa y de calidad. Estas razones son esenciales al
reparto de la riqueza que las masas trabajadoras deben proponer y defender. El
capitalismo, obligado a funcionar con razones humanas y naturales, sería
inmediatamente ahogado en sus contradicciones. Desaparecería Pero diciembre
puede ser el momento de la desobediencia y del pronunciamiento de que el voto
deje de ser secreto para convertirse en desafiante contra el extremadamente
bajo rendimiento de los políticos españoles. Ninguno de los cuatro partidos encaja en el
papel de la neutralidad por ello es de esperar que Rajoy se convierta en más
bancomundialista, europeísta y fondomonetarista, Sánchez en más
socialdemócrata, además de los “istas” señalados; Iglesias en más marxista o de
izquierdas y, Rivera en lo que caiga. A falta de 3 meses de las terceras
presidenciales, las peleas personales están destruyendo las herencias
ideológicas, quizá una prueba de ello es
que pudiendo ganar Rajoy, nadie apuesta por ninguna mayoría absoluta ni por
ninguna izquierda gobernando. Ante esa lamentable perspectiva los partidos no saben contra quién
dirigir sus artillerías, apuntando cada vez que surge un nuevo objetivo y
convirtiéndolo todo en una
algarabía. Para formar gobierno y no
votar en diciembre, a la izquierda sólo le queda la izquierda y a la derecha
los de la derecha. .Pero una cosa esta
muy clara dentro del PSOE, Pedro Sánchez ha sido elegido en Primarias por los
militantes de su partido, y los barones/a no, lo cual descalifica a todos ellos.