Estas medias
impuestas y propuestas por los
economistas asesores del gobierno que son los mismos que prestan sus servicios
al IBEX35 (Banca y Oligopolios que viven de los presupuestos generales del
Estado) tiene como consecuencia recortes en los estamentos más débiles de
nuestra sociedad y hunden el modelo productivo del país. Parece que a ellos no
les importa ya que viven de los presupuestos generales de estado y de sus
concesiones, sin ningún peligro de pérdidas ya que el estado se las cubre y sus
impuestos sobre los beneficios son bajos o sencillamente ninguno. No hablar de
aumentar los ingresos les permite reducir salario y cotizaciones o
sencillamente reducir directamente las cotizaciones, en todo caso trabajo más
barato. Hablar de reducir el gasto sí
que les interesa mayor parte del pastel de los presupuestos generales para sus
negocios ligados al Estado. En España
nuestro sistema de pensiones se basa directamente en el fruto del trabajo, las
cotizaciones, es decir el salario ya que estas cotizaciones son parte del coste
laboral y por tanto parte del salario, lo que llamamos salario diferido. Es así porque desde la dictadura los
impuestos desde los beneficios empresariales casi no han existido, ha sido
desde la nómina en donde efectivamente se han recaudado los impuestos para
crear y mantener la Seguridad Social, así hemos tenido un sistema que ha dado
hasta más 500 mil millones de superávit (la mitad del PIB actual).
En los países que se
ha tomado el ajuste de las pensiones como un problema de ingresos y no de
gasto, como muchos economistas de nuestro país apoyan, se están dando avances
importantes para mantener los sistemas públicos de pensiones y el crecimiento y
sostenimiento del sistema productivo, bajando horas de trabajo y disminución de
la edad de jubilación. En España la Reforma Laboral ha sido el mecanismo
completamente contrario reduciendo los salarios, aumentando la precariedad y
reduciendo drásticamente el derecho de los trabajadores en el mercado del
trabajo al reducir sus derechos sindicales y de defensa ante la patronal. En
otros países europeos que se han enfrentado al problema sobre la base de los
ingresos y no del gasto el resultado está siendo distinto. En España es
necesario subir los salarios como mínimo a lo que propone la UE de 1.080€ por
14 pagas, como medida de sacar de la zona de exclusión a cientos de miles de
familias.
Hoy en el Estado
español la izquierda en sentido estricto, es decir, la izquierda social existe, desunida pero
existe. También existen infinidad de núcleos anticapitalistas en diferentes
sectores, que van desde los anti-desahucio, el feminismo a las plataformas en
defensa de la sanidad y la educación, y que en general se visualizan en las
Marchas por la Dignidad. En este bloque social izquierda
revolucionaria/colectivos anticapitalistas militan miles –y digo miles- de
mujeres y hombres, de adultos y jóvenes. Es la conciencia crítica social como
ponen en evidencia, por ejemplo, los medios alternativos que gestionan, algunos
de ellos con miles y miles de lectores y lectoras ¿Dónde está el problema? En
la catástrofe inorgánica que impera. Desde este bloque social se da la batalla
al capitalismo de una manera tan cotidiana como inorgánica, tan permanente como
sin estrategia política común. A esto hay que ponerle fin si se quiere que la
lucha de esos miles de activistas se pueda aprovechar socialmente, esto es, que
no sólo le pongan parches al proceder socialmente abrasivo del sistema sino que
su lucha cotidiana pase de un ejercicio voluntarioso de resistencia a una
escuela político-social alternativa.
Hay que vertebrar la
izquierda social y anticapitalista existente. Es vital tanto para oponerse con
más éxito a la explotación y a la alienación cotidianas como para poner en el
tablero político la estrategia de conquistar el poder para empezar a construir
un mundo sustentado en la justicia social. Entiendo que la mejor manera de
vertebrar el proceder social y político de la izquierda social y
anticapitalista hoy en el Estado español es crear un Frente de Izquierda
Anticapitalista. Su ventaja radicaría en que organiza la lucha social de
colectivos revolucionarios y anticapitalistas al mismo tiempo que no los
fusiona orgánicamente. El Frente de Izquierda Anticapitalista sería como un
Parlamento de la clase trabajadora y los movimientos sociales donde se discute
tanto la acción cotidiana como el programa político como la alternativa
electoral.
La creación hoy de un
Frente de Izquierda Anticapitalista con un programa para enfrentar el
capitalismo con el objetivo de derribarlo, se convertiría en una masa
gravitatoria que iría atrayendo de forma directamente proporcional al buen
quehacer político-social del Frente a buena parte de los militantes sociales
existentes y a los que, por generación, están saliendo de la oruga. No se
olvide que la realidad se puede transformar ya que nada es eterno bajo el sol.
Seguimos soportando
un Sistema tan injusto, irracional, peligroso e irresponsable. De ahí el
interés vital que deberíamos tener -todas y todos los que quisimos y seguimos
queriendo el “ideario socialista“- en encontrar una respuesta a la cuestión de
la sumisión, por ser obvio que el sistema de explotación y dominación no se
mantendría sin ella
Deberíamos, pues,
tener esto presente y privilegiar la lucha contra el capitalismo a todas las
otras luchas… Sobre todo ante aquellas que no lo cuestionan y merman esfuerzos
para luchar por lo que es hoy esencial: asegurar la continuidad de la aventura
humana. Y no solo por ser obvia la necesidad vital de preservar la vida en el
planeta y quizás en el cosmos, sino también la de cambiar nuestro actual modo
de vida, fundado en la competición de unos contra otros, desde que la ley del
más fuerte instituyó el “derecho de propiedad” a partir de “lo tuyo y lo mío”.
Ese egoísmo individualista, motor del capitalismo, que ha permitido la
apropiación y concentración del capital y el poder en unas pocas manos, la
instauración de la relaciones de explotación y que, además de generar una
enorme desigualdad social.
¿Cómo pues no
convertir en prioritaria la lucha contra este sistema y no considerar que el
dilema sigue siendo “socialismo o barbarie’? Por supuesto un socialismo con
libertad, capaz de promover la auto organización, la solidaridad y una
conciencia igualitaria y ecológica.
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