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sábado, 3 de febrero de 2018

PENSIONES Y LA EVOLUCIÓN DE LA IZQUIERDA

Estas medias impuestas  y propuestas por los economistas asesores del gobierno que son los mismos que prestan sus servicios al IBEX35 (Banca y Oligopolios que viven de los presupuestos generales del Estado) tiene como consecuencia recortes en los estamentos más débiles de nuestra sociedad y hunden el modelo productivo del país. Parece que a ellos no les importa ya que viven de los presupuestos generales de estado y de sus concesiones, sin ningún peligro de pérdidas ya que el estado se las cubre y sus impuestos sobre los beneficios son bajos o sencillamente ninguno. No hablar de aumentar los ingresos les permite reducir salario y cotizaciones o sencillamente reducir directamente las cotizaciones, en todo caso trabajo más barato.  Hablar de reducir el gasto sí que les interesa mayor parte del pastel de los presupuestos generales para sus negocios ligados al Estado.  En España nuestro sistema de pensiones se basa directamente en el fruto del trabajo, las cotizaciones, es decir el salario ya que estas cotizaciones son parte del coste laboral y por tanto parte del salario, lo que llamamos salario diferido.  Es así porque desde la dictadura los impuestos desde los beneficios empresariales casi no han existido, ha sido desde la nómina en donde efectivamente se han recaudado los impuestos para crear y mantener la Seguridad Social, así hemos tenido un sistema que ha dado hasta más 500 mil millones de superávit (la mitad del PIB actual).
En los países que se ha tomado el ajuste de las pensiones como un problema de ingresos y no de gasto, como muchos economistas de nuestro país apoyan, se están dando avances importantes para mantener los sistemas públicos de pensiones y el crecimiento y sostenimiento del sistema productivo, bajando horas de trabajo y disminución de la edad de jubilación. En España la Reforma Laboral ha sido el mecanismo completamente contrario reduciendo los salarios, aumentando la precariedad y reduciendo drásticamente el derecho de los trabajadores en el mercado del trabajo al reducir sus derechos sindicales y de defensa ante la patronal. En otros países europeos que se han enfrentado al problema sobre la base de los ingresos y no del gasto el resultado está siendo distinto. En España es necesario subir los salarios como mínimo a lo que propone la UE de 1.080€ por 14 pagas, como medida de sacar de la zona de exclusión a cientos de miles de familias.
Hoy en el Estado español la izquierda en sentido estricto, es decir,  la izquierda social existe, desunida pero existe. También existen infinidad de núcleos anticapitalistas en diferentes sectores, que van desde los anti-desahucio, el feminismo a las plataformas en defensa de la sanidad y la educación, y que en general se visualizan en las Marchas por la Dignidad. En este bloque social izquierda revolucionaria/colectivos anticapitalistas militan miles –y digo miles- de mujeres y hombres, de adultos y jóvenes. Es la conciencia crítica social como ponen en evidencia, por ejemplo, los medios alternativos que gestionan, algunos de ellos con miles y miles de lectores y lectoras ¿Dónde está el problema? En la catástrofe inorgánica que impera. Desde este bloque social se da la batalla al capitalismo de una manera tan cotidiana como inorgánica, tan permanente como sin estrategia política común. A esto hay que ponerle fin si se quiere que la lucha de esos miles de activistas se pueda aprovechar socialmente, esto es, que no sólo le pongan parches al proceder socialmente abrasivo del sistema sino que su lucha cotidiana pase de un ejercicio voluntarioso de resistencia a una escuela político-social alternativa.
Hay que vertebrar la izquierda social y anticapitalista existente. Es vital tanto para oponerse con más éxito a la explotación y a la alienación cotidianas como para poner en el tablero político la estrategia de conquistar el poder para empezar a construir un mundo sustentado en la justicia social. Entiendo que la mejor manera de vertebrar el proceder social y político de la izquierda social y anticapitalista hoy en el Estado español es crear un Frente de Izquierda Anticapitalista. Su ventaja radicaría en que organiza la lucha social de colectivos revolucionarios y anticapitalistas al mismo tiempo que no los fusiona orgánicamente. El Frente de Izquierda Anticapitalista sería como un Parlamento de la clase trabajadora y los movimientos sociales donde se discute tanto la acción cotidiana como el programa político como la alternativa electoral.
La creación hoy de un Frente de Izquierda Anticapitalista con un programa para enfrentar el capitalismo con el objetivo de derribarlo, se convertiría en una masa gravitatoria que iría atrayendo de forma directamente proporcional al buen quehacer político-social del Frente a buena parte de los militantes sociales existentes y a los que, por generación, están saliendo de la oruga. No se olvide que la realidad se puede transformar ya que nada es eterno bajo el sol.
Seguimos soportando un Sistema tan injusto, irracional, peligroso e irresponsable. De ahí el interés vital que deberíamos tener -todas y todos los que quisimos y seguimos queriendo el “ideario socialista“- en encontrar una respuesta a la cuestión de la sumisión, por ser obvio que el sistema de explotación y dominación no se mantendría sin ella
Deberíamos, pues, tener esto presente y privilegiar la lucha contra el capitalismo a todas las otras luchas… Sobre todo ante aquellas que no lo cuestionan y merman esfuerzos para luchar por lo que es hoy esencial: asegurar la continuidad de la aventura humana. Y no solo por ser obvia la necesidad vital de preservar la vida en el planeta y quizás en el cosmos, sino también la de cambiar nuestro actual modo de vida, fundado en la competición de unos contra otros, desde que la ley del más fuerte instituyó el “derecho de propiedad” a partir de “lo tuyo y lo mío”. Ese egoísmo individualista, motor del capitalismo, que ha permitido la apropiación y concentración del capital y el poder en unas pocas manos, la instauración de la relaciones de explotación y que, además de generar una enorme desigualdad social.
¿Cómo pues no convertir en prioritaria la lucha contra este sistema y no considerar que el dilema sigue siendo “socialismo o barbarie’? Por supuesto un socialismo con libertad, capaz de promover la auto organización, la solidaridad y una conciencia igualitaria y ecológica.

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