Translate

Entradas populares

Powered By Blogger
Powered By Blogger

martes, 24 de febrero de 2009

LA ETICA Y LA IZQUIERDA

Preocupación y tristeza me causa la separación que algunas personas de izquierda realizan entre ética y política. En especial cuando justifica la corrupción del carácter. Sus hacedores parecen renunciar al ejercicio crítico de la razón para justificar lo injustificable. Su apuesta abraza un discurso corrosivo para las nuevas generaciones que buscan fundamentos para la construcción de proyectos alternativos. Su pedagogía incita al delito y el mensaje al fraude: se puede robar, mentir, ser un violador, matar, enriquecerse, no menos que pactar con torturadores y narcotraficantes; nada impide seguir en la izquierda. Da lo mismo que da igual. El pragmatismo subsume la ética. Es un pensamiento borroso. Los actos políticos no tienen consecuencias políticas, sólo penales. Es mejor no pensar, derivar la responsabilidad política hacia el electorado, al denominado voto de castigo. Debe ser el soberano quien dé la espalda a los corruptos. Si la izquierda realmente existente roba, viola y es corrupta, es nuestra y preferible a la derecha. Cuestión que olvidan, nos pone al mismo nivel de estercolero. Cuando dicen que es mejor aplazar la crítica. Y uno se pregunta: ¿para cuándo? Estoy seguro que ni José Martí, ni Sandino, ni Salvador Allende tuvieron cola que pisarles. Su vida fue ejemplar. Y como ellos, miles en Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Chile, Argentina, Cuba o Perú. Sólo que están en el anonimato y configuran el ejército de militantes en las fábricas, las minas, el campo. ¿Bajo qué principio se puede robar al erario y seguir siendo de izquierdas? ¿Cómo se puede dejar libre a torturadores y predicar la justicia social?. Sólo cabe vergüenza ante la traición. al pueblo En sí, lo dicho supone la renuncia a la lucha por la democracia, la liberación y el socialismo. Los corruptos no son nuestros ahora ni lo serán nunca. La izquierda no tiene nada en común con personajes o partidos que tras años de luchas en la clandestinidad acaban ejerciendo el poder como líderes millonarios, construyendo mansiones, pisos de lujo y cuentas bancarias en paraísos fiscales. En la lucha por la liberación y el socialismo, ética y política navegan y constituyen parte de un mismo proyecto: el bien común y el sentido social del quehacer militante de la izquierda. Ya en el siglo XIX cualquier desliz, violencia de género, ir borracho, no acudir a las reuniones, todos ellas conductas poco honorables, acarreaban pública condena y expulsión de la militancia. Y lo más importante, la ciudadanía tenía clara la diferencia entre derecha e izquierda. Advertía la coincidencia entre capitalista, ser corrupto y participar de los pecados de la carne. Sin embargo, entendía la distancia que separaba a un socialista, un demócrata, un comunista de tales miserias. Su vida era un aval para el comportamiento ético y tenía una carga de compromiso social inexcusable. Este mensaje lanzado desde la derecha tiene un lema sencillo: disfruta el momento y no te dejes llevar por la conciencia. Sin ejercer la crítica, por inoportuna, y tildados de hacer el juego a la derecha, los indicadores de esta contradicción están siendo descalificados o marginados. Se debe romper este círculo vicioso y recomponer el debate. Es necesaria una pedagogía para la lucha emancipadora anticapitalista, donde se practique la unidad entre ética y política. Recuperar esta práctica liberadora al decir de Paulo Freire nos pondría en la construcción de la alternativa democrática y por el socialismo del siglo XXI. Amén de explicar la diferencia entre derecha e izquierda. Otra cosa es avalar una cultura de la muerte, la razón de la sinrazón y el cansancio ético propio del social-conformismo. Hoy Todo el abanico de partido progresistas o de izquierdas vemos una esperanza de futuro, pues el dimitir un ministro, reconociendo sus propios fallos, es dar una lección de ética a aquellos que se pegan con colas en sus cargos y sillones.