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sábado, 5 de abril de 2014

LA JUVENTUD Y EL ADULTO

Como decía mi padre la dignidad es lo que no se pierde nunca, hoy el pueblo no está dispuesto a sobre pasar esta línea, pues  queda establecido de manera irrefutable que «en todas partes, en todo tiempo» han sido las niñas, las adolescentes y las jóvenes las que peores tratos han sufrido en comparación con los niños, los adolescentes y los jóvenes. Ello es debido a la fusión entre el poder patriarcal y el poder adulto, fusión de poderes que debemos descomponer analíticamente en cada situación concreta para proceder luego a su síntesis. A  los atribulados padres y madres sobre los actos de «rebeldía de la adolescencia», consejos destinados a evitar que sus hijas e hijos no cayeran en la delincuencia y en las drogas, pero en absoluto para ayudarles a que desarrollaran una conciencia crítica y solidaria, libre, suficientemente formada para que tuviesen una visión político-juvenil de sus problemas y perspectivas de vida futura. A la juventud les toca luchar contra le identidad represora del neoliberalismo, uno de cuyos objetivos centrales ha sido y sigue siendo el de generalizar la pasividad, la indiferencia y el desinterés político de las masas explotadas y con ello lo consiguen en una gran mayoría en la juventud. Hoy el que el concepto de vulnerabilidad es decisivo para comprender la inseguridad adulta, y en especial la de las mujeres jóvenes ante el riesgo de violencia sexual en cualquiera de sus formas y ante el trato que recibirán si la denuncian. Fragilidad, inseguridad y vulnerabilidad presionan fuertemente para sacrificar la libertad a favor de la dura ley tranquilizadora. 
El poder adulto es el conjunto vasto, tentacular y generalmente invisible de relaciones de poder mediante el cual la clase dominante, que por lo común, castra el potencial emancipador y creativo que late en la juventud, convirtiéndola en una masa amorfa, manipulada y pasiva en su gran mayoría, marginando y criminalizando a la minoría no manipulable. La marginación de esta minoría se logra mediante determinadas tácticas como el empobrecimiento y la precarización, con el paro juvenil permanente; con la drogodependencia como arma de exterminio biológico y enclaustramiento carcelario, lo que oficialmente se denomina «delincuencia social»; con la potenciación de modas, costumbres y «tribus» que buscan quedarse fuera de la vida social burguesa, modas a las que se les toleran sus guetos porque en realidad son funcionales a la reproducción del sistema adulto capitalista. La criminalización también afecta a áreas de la marginalidad juvenil, y cada vez más, pero opera sobre todo contra los colectivos juveniles que avanzan en su conciencia revolucionaria y en su auto organización al margen de la «izquierda» reformista que ha interiorizado buena parte de los fundamentos adultos. La marginación y criminalización de la juventud trabajadora y popular van en aumento porque es el único recurso que tiene el capitalismo para impedir que el malestar juvenil objetivo que nace del impresionante desempleo, subempleo, empobrecimiento, precarización, falta de perspectivas de futuro, etc.… la juventud revolucionaria tiene la virtud de la coherencia, de la sinceridad y de la verdad. Cualquier izquierda que manipule, tergiverse, posponga u oculte el ejercicio práctico de la verdad abrirá un abismo insondable entre ella y la juventud militante. Mi dignidad me obliga a  hacer un acto de reflexión y un ejercicio de autocritica de mi actitud hacia los jóvenes. ¿Y a Ustedes?.