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domingo, 13 de septiembre de 2020

Inmemorial a mi compañera de mi vida


 

  Cuando recuerdo, la veo asomada a la ventana que da a la plaza. Mil imágenes azotan mi celebro una gran congoja se apodera de todo mi ser, sus palabra vuelven a cobrar vida en mis oídos. Mis pensamientos se pierden en el pasado lejano, recordando cómo eran sus dichos y sus vivencias conmigo. La vida con su acelerada rutina me aleja constantemente de esas reflexiones, pero no temo a decir que no es que olvide o haya olvidado… Es, en este caso, pensar sin pensar en quien has querido. ¿Por qué? ¿Para qué reflexionar una y otra vez sobre lo que pasó, sobre lo que quedó atrás y no volverá? A veces pienso que me empeño en ello, que nos empeñamos en ello porque secretamente anhelamos esos días muy especialmente felices. Días con alguien que siempre nos parecerá, aún en la distancia del tiempo, muy importante y que la vida parece habernos arrebatado.

  Me ha ocurrido, y me veo en el tiempo rescatando del olvido a alguien que parece estar siempre allí, que emerge en mis días de nostalgia, en mis días de entusiasmo. Es así porque cuando me siento triste quisiera volver a aquellos días en los que me sentí especialmente feliz… Y cuando me siento desbordante de felicidad, quisiera también retomar los días en que podía sonreír con ese alguien que ya no está,  pero que sin embargo vive en mi persona.

  Me siento conectado con mil historias que voy conociendo por la vida. Más de un amor ha agobiado a alguien, dejándole un recuerdo que por momentos, humanos somos, quisiéramos dejar atrás… ¿De qué sirve recordar? Quizá no sirva de nada, pero… Recordar es volver a vivir, me ha dicho alguien días atrás, y es cierto… ¿No te has visto recordando algo con tal sentimiento? Empeñados en retomar aquel momento especial, aquella sonrisa, o aquel recuerdo feliz o quizá desdichado…

  La vida con su acelerada rutina me aleja constantemente de esas reflexiones, pero no temo a decir que no es que olvide o haya olvidado… Es, en este caso, pensar sin pensar en quien has querido…¿Por qué? ¿Para qué reflexionar una y otra vez sobre lo que pasó, sobre lo que quedó atrás y no volverá? A veces pienso que me empeño en ello, que nos empeñamos en ello porque secretamente anhelamos esos días muy especialmente felices. Días con alguien que siempre nos parecerá, aún en la distancia del tiempo, muy importante y que la “guadaña” me la ha arrebatado.

  Mi alma esta sangrando como todo mí ser, cada pensamiento evoco ese pasado que se me ha quebrado, rompiéndome en mil pedazos,  recordar es a veces el gusto de volver a sentirnos enamorados como lo estuvimos una vez. Es el deseo a veces no reconocido de retomar las cosas que eran nuestra vida y que porque fueron importantes las recordamos una y otra vez. Porque es cierto, nada se graba más a fuego en nuestro corazón que aquel amor que no pudimos retener, porque la guadaña cegó su vida y la tristeza invaden todo mi ser.

  Amor mío, espérame en la inmensidad de los tiempos, tu vida ha sido un ejemplo de sabiduría,  equidad,  entrega, sacrificio y humanidad. Esas noches donde se vislumbran el manto estrellado, espérame que mi alma volara libre para poder fusionarme contigo en la memoria de tiempo

jueves, 6 de agosto de 2020

Borbón


Ahí siguen, por una parte, las portadas más importantes interrogándose sobre si será en Estoril o en la República Dominicana donde esté ahora mismo escondido el rey Juan Carlos I, cosa que conocen perfectamente este Felipe VI que por fin ha regresado a La Zarzuela tras su contagioso periplo por provincias acompañado por Leticia, y un Pedro Sánchez, que, de nuevo, se convierte en cómplice del hijo del principal delincuente del Reino de España.
Han transcurrido más de 24 horas desde el primer párrafo de este grito y siguen vigentes dos de las indecentes verdades que también conocíamos ayer y que demuestran, una vez más, que la “democracia” en España no es más que una monarquía con urnas blindada por organizaciones de sospechosos que se relevan en el gobierno al ritmo marcado por la eficacia de los entramados de corrupción y que consiguen protegerla de la poca justicia que osa perseguirla. Aunque unos y otros, todos, están de acuerdo en vigilar para que nada de lo importante se desate.
Felipe VI está blindado, y tú no, por esta Constitución aprobada bajo amenaza y engaño masivo que te tiene atrapado por tus propias palabras, de tanto como la defiendes y ante la que no te atreves a trazar la menor estrategia que te permita cambiarla, aunque exista y sea muy fácil diseñarla.
Es necesario que aprenda de los “comunistas”, a quienes el otro día defendías contra los monárquico-fascistas de Abascal, cuando se aliaron hasta “con el diablo”, que dijo Carrillo en 1970, más o menos, para acabar con la dictadura sin darse cuenta que también se suicidaban. Pero sin cometer los mismos errores, qué tontos que fuimos cuando aquel gesto innecesario de aceptar la bandera y la monarquía mientras los amigos del también despreciable Juan Carlos I montaban asonadas para ayudarle a acabar con un Suárez al que ya no soportaba porque le empezaba a hablar de tú. “Qué se habría creído este Adolfo, yo, que había jurado los Principios Fundamentales del Movimiento y, por tanto, solo yo podía cometer el perjurio que me pareciera conveniente”, debió pensar el hoy huido.
Y así piensa la “Iglesia Católica apostólica Romana” Nada nuevo por parte de quienes avalaron el levantamiento militar franquista contra la República, los crímenes de la dictadura fascista y la restauración monárquica posterior tan respetuosa con sus privilegios (financiación pública, exención de impuestos…).
La Conferencia Episcopal Española (CEE), en un comunicado publicado en las redes sociales y en su web, pide «respeto» por «la decisión» del rey emérito de huir del país ante la investigación abierta por posible corrupción y delito fiscal. Es intolerable esta impunidad. El Borbón no puede irse sin más, debe ser juzgado y todo el dinero robado debe ser recuperado. Lamentablemente, la Moncloa ha declarado que “respeta la decisión”, es decir, aprueba su “coge la pasta y corre”. Unidas Podemos no puede limitarse a mantener una queja verbal sobre la situación, mientras se mantiene como parte del gobierno que permite la fuga del emérito. Además, es momento de que un referéndum donde podamos votar entre Monarquía y República sea convocado.
Se va Juan Carlos pero, lejos de lo que algunos dicen para desmovilizar y distraer a los ciudadanos, el Estado monárquico continúa. Y lo hace como un régimen, con todas sus instituciones, al servicio de los ricos, de la oligarquía, del ibex-35, de banqueros y magnates; donde la corrupción no es excepción sino norma. Un régimen, que con toda una serie de políticas, medidas y leyes descargó la crisis de 2008 sobre las espaldas de las clases populares y que hará lo propio, si no se lo impedimos, con la actual. La monarquía está tocada, pero en modo alguna hundida. Solo la derrocaremos si la empujamos con la fuerza de la lucha popular organizada.
La noche del 14 al 15 de abril de 1931, tras la victoria de las fuerzas republicanas Alfonso XIII, abuelo de Juan Carlos I, partía para Roma donde viviría hasta su muerte en 1941. La partida de Alfonso XIII estaba relacionada con la investigación que el nuevo ejecutivo pretendía llevar a cabo. La reapertura del Expediente Picasso, donde se hacía responsable a Alfonso XIII del genocidio practicado contra la población marroquí en la Guerra de Marruecos, los continuos escándalos sexuales y económicos (curiosa similitud), etc., provocaron que Alfonso XIII tomara las de “Villadiego” y se marchara para no volver. De ahí que el ínclito Ramón María del Valle Inclán sentenciara“Los españoles han echado al último Borbón, Alfonso XIII, no por rey, sino por ladrón”.