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martes, 9 de junio de 2009

REFLEXIÓN SOBRE EUROPA

Los resultados de las elecciones europeas son, a primera vista, decepcionantes para la izquierda. Las elecciones dibujan una Europa dominada por la derecha, con destacada presencia de la extrema derecha. Pretender edulcorar esta realidad o celebrar tibios avances particulares es un ejercicio de autocomplacencia que sería mejor dejar a las ejecutivas de los partidos profesionales, verdaderos expertos en escudriñar la estadística en busca de victorias parciales que soslayen la evidencia de la derrota. Victorias que lo son más de la propia estadística y del arte asociado a la misma, la manipulación interpretativa; Desciende la caída, se consolida el suelo electoral, baja pero menos, pierde pero poco. No es la autocomplacencia el objetivo de esta reflexión, sino acotar el resultado electoral a su justa medida. Con una abstención del 57,06 % simplemente podemos decir una cosa; no tenemos datos. Cualquier sociólogo sabe que sin un índice de respuesta alto cualquier resultado carece de la más mínima objetividad científica y por lo tanto no es interpretable. La abstención, por tanto, anula la racionalidad de cualquier interpretación de los resultados más allá del objetivo único de una elección; asignar escaños a representantes. La propia abstención es además interpretable, pero tampoco poseemos datos que avalen realmente cualquiera de las lecturas que se puedan hacer de la misma. La crisis económica no es el contexto fundamental para interpretar los resultados, sino la crisis de la izquierda. Una crisis que no debe ser entendida como debacle de un modelo sino como la reorganización, reinterpretación o reconfiguración de la izquierda europea, veamos un ejemplo: En Francia ha habido dos huelgas generales contra la crisis económica y las medidas del gobierno de Nicolas Sarkozy. Ambas huelgas generales han tenido el apoyo mayoritario de la población. La fuerza de la izquierda francesa tiene su lado positivo en la capacidad de movilización social. Pero el profundo debate y la reconfiguración de la izquierda real en Francia tiene un efecto negativo en su capacidad de representación electoral que explica la aplastante victoria de la derecha. Pero en esta época de crisis, si el amplio espectro de la izquierda tarda demasiado en pasar del debate a la propuesta, el espacio está minado para las respuestas fáciles y simplistas del fascismo. No olvidemos que la crisis del 29 precedió a la instauración del nacismo, el fascismo y en nacionalcatolicismo. La izquierda está en fase de reconstitución. Una fase de debate en la que es aparentemente débil pero que si se resuelve de forma favorable puede resultar en la recuperación de las energías y fuerzas de un abanico de partidos de izquierda, realmente combativo los electores de izquierda no se ha hundido en estas elecciones porque está retirada de la arena electoral. Está reflexionando, debatiendo y preparando su próxima estrategia. El primer paso es recuperar la calle, pero algún día el debate debe terminar en conclusiones que avalen una propuesta electoral solvente. Entonces podremos medir la situación de fuerzas en Europa. Mientras tanto, ojo al fascismo.