Hay que decir que las relaciones sociales además de la contractualidad interindividual necesitan de la "positivización" de una contractualidad central. Es decir que para cambiar las relaciones sociales es necesario que lo jurídica cambie. El neoliberalismo ha hecho cambiar dichas relaciones primando el individualismo, mediante lo cual lo único que importaba es la "armonía" del mercado. El mercado es la mano invisible que permite el equilibrio. El trabajado es un individuo libre, lo mismo que lo es el capitalista y como "seres libres" llegan a un acuerdo. Pero para que dicho acuerdo se realice es preciso que se entre individuos; por consiguiente todo aquello que lo pueda obstaculizar es necesario que pierda su poder.
En una sociedad gobernada por las grandes empresas, el tema de las pensiones tiene un análisis muy sencillo: explotar más a los trabajadores y que el dinero público no vaya a la gente sino a las empresas. Jornadas laborales más largas, inmigrantes con sueldos ínfimos y sin contrato, estudiantes que trabajen gratis (“prácticas” lo llaman), y ahora que también trabajen los ancianos de 65 años y más. La crisis del sistema público de pensiones, común a casi todos los países desarrollados, se debe a causas demográficas: en 1990.había 17 personas mayores de 64 anos por cada 100 en edad de trabajar. En el año 2040 habrá 42. El aumento en la esperanza de vida y el retraso en la edad de ingreso en el mercado laboral hacen que el sistema resulte a largo plazo imposible de financiar.
Soy consciente de que si uno quiere transformar el capitalismo hay que situarse fuera del mismo. Esto exige un proyecto, un proceso y una incorporación desde abajo de un buen número de agentes sociales activos, especialmente los movimientos sociales, y de la ciudadanía. En consecuencia con este aserto, es indispensable y prioritario que los colectivos que componen ese universo considerado de izquierdas, comiencen a diseñar y debatir los posibles modelos de sociedad que sean alternativos al capitalismo. Esto ha de permitir clarificar que modelos no clasistas ni jerárquicos de sociedad son realmente alternativos, así como que sujetos sociales, procesos e instrumentos van en contra y no refuerzan este sistema explotador, jerárquico e injusto. Pero, mientras tanto y simultáneamente con lo anterior, también es indispensable formular una respuesta a la violencia sistémica que está ejerciendo el capitalismo.
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