El
sistema capitalista está basado en el consentimiento. Necesita que
las bases sobre las que se sustenta, la clase trabajadora, lo acepte
como único sistema posible. Para esto necesita por un lado, venderlo
como un sistem democrático, más o menos igualitario y que, pese a
sus contradicciones, es e “mejor modelo económico”. Por otro
lado, todas esas contradicciones tarde o temprano entran en
conflicto. Cuando las luchas suponen una amenaza para el sistema,
éste ha de responder y ser capaz de contenerlas. Para esto juega con
dos estrategias: una es la concesión y otra la represión. De vez en
cuando hace algunas concesiones (fruto de intensas luchas de la clase
trabajadora) se suponen un cierto avance y mejora para las clases
populares, pero que suponen un coste mínimo para el sistema y sus
élites. Pero no siempre se puede permitir hacer concesiones, ni en
términos económicos ni en término políticos (de ser así, ya lo
habríamos cambiado todo). Y en esos casos, se actúa con represión.
Sin embargo el sistema, al igual que no siempre puede conceder,
tampoco puede reprimir en todos los casos ya que esto convertiría al
régimen en un estado dictatorial. De este modo, jugar con ese
“equilibrio” entre represión y concesión permite actuar con
mano dura y a la vez hacer parecer que el sistema “no es tan malo”
.
Cuando
se originan las movilizaciones son altamente contagiosas. En la
actualidad y con las herramientas de comunicación que disponemos, la
propagación de las protestas es muy rápida. La información, los
materiales gráficos sobre una manifestación o una carga policial,
por ejemplo, se almacenan en nuestros móviles y ordenadores y
recorren la red a toda velocidad mostrando que no éramos decenas
sino miles de personas en la manifestación o bien descubriendo a
agentes policiales infiltrados en los posibles altercados. No es lo
mismo luchar de forma “aislada” que recibir cientos de muestras
de apoyo desde diversos lugares del mundo.
Si
comprendemos que el sistema capitalista es violento porque una
minoría se enriquece a costa de la mayoría, porque se recortan los
servicios más elementales para una vida digna como la sanidad y la
educación, las pensiones o el derecho al aborto (derechos básicos
que no poseen la mayoría de los países del mundo), y consideramos
que, en general, la violencia estructural del sistema es brutal,
opresora sin remilgos por naturaleza. Porque para ellos esto es un
juego, para nosotros es nuestro sistema de supervivencia, ante las
mentiras que se publican en los medios de comunicación masivos
afectos al sistema, la unica alternativa que le queda a las
actuaciones populares del pueblo son las redes. Por eso ante la
desinformación se impone otro sistema de información via internet.
Esa violencia que emplean contra el pueblo no es solamente psiquica,
es tambien una violencia real a base de palos. Cuando se oculta o
miminiza las actuaciones de algunos funcionarios publicos, se esta
empleando una represión informativa, esto en un estado que se
proclma de derecho, es totalamente inasumible por el pueblo, por ello
la ciudadania no debe que caer en el juego de la desinformación.
Impuesto por las altas esfereras del Estado.