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lunes, 25 de abril de 2016

TRABAJO Y PENSIÓN

En estos tiempos, en los que el trabajo está fallando, en los que el sistema de distribución de la renta se está desmoronando, creo que es hora de arremeter contra ese concepto y las ideologías que lo sustentan, cantando las alabanzas del trabajo como si fuera una actividad más humana e importante que cualquier otra.
El discurso económico capitalista acaba siendo, en gran medida, una forma de hurtar a las personas su legitimidad a pedir derechos, a exigir justicia. Para ello, algunos lobbies y partidos y los grandes poderes económicos utilizan previsiones teóricas enfundadas en trajes matemáticos, pero profundamente condicionadas ideológicamente, que siempre dirán que el reconocimiento de derechos efectivos, o las limitaciones a los señoríos propietarios o privilegiados (como el privilegio de monedaje concedido a los bancos), o la protección de valores jurídicos que no sean el dominio individual incondicionado sobre los bienes (como la regulación de protección del medio ambiente), provocarán un colapso económico por un gasto insostenible para empresas, inversores o Estado. Afirmarán, como mínimo, que estas políticas provocarán que los propietarios dejen de permitir que se usen sus propiedades de capital y se las lleven porque no obtienen un rendimiento adecuado. En el caso de las pensiones los informes defectuosos o poco rigurosos se han sucedido durante décadas desde los lobbies bancarios. Las previsiones de estos informes se incumplían una y otra vez, pero cada poco se publicaban nuevas previsiones para convencer a la gente de que no podían exigir su derecho constitucional a una pensión pública, que era inviable. Con esta táctica machacona, el sentido común se fue pervirtiendo hasta que finalmente este gobierno, que se ha dedicado a regalar lo colectivo a los poderes económicos que lo financian, se atrevió a dar el paso en un momento de shock y, escudándose en uno de estos informes, asestó un duro golpe al derecho a la jubilación de millones de personas.
Me extraña y al mismo tiempo me sorprende que aquellos que tienen a todas horas en su boca la Constitución Española, la desconocen o no la quieren aplicar, sobre todo en cuanto se refiere a las pensiones. Nadie habla de que las pensiones públicas adecuadas son un deber de los poderes públicos impuesto por el artículo 50 de la Constitución “los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad”. Sorprende ver a esos políticos que han insultado a los concejales de los partidos del cambio porque juraron o prometieron la Constitución afirmando su intención de revisarla (cosa que está prevista en la Constitución, y por tanto no es contrario a ella), atacar tan alegremente sus deberes impuestos por la Constitución y advertir constantemente a todos los españoles de que no van a cumplir esas obligaciones. Nadie dice: vamos a anular la justicia porque cuesta muy cara, o habrá sistema judicial tan solo si la situación lo permite. No. Nadie dice, como la protección de la libertad de expresión es muy cara, o el derecho a una nacionalidad es muy caro, tan solo los protegeremos y reconoceremos cuando haya disponibilidad presupuestaria. No se trata de esto. Los derechos no se debaten económicamente, en torno a supuestas disponibilidades de dinero, sino que se debaten en torno a la justicia y a la dignidad humana que desarrollan. Las pensiones son todo un derecho para el pueblo español, no es una mercancia donde el capitalista puede especular con ellas. El sistema económico está funcionando muy bien como modo de producir capital pero no como manera de distribuir la renta. Todavía es útil para disciplinar a la gente y para cargar de responsabilidades a aquellos que están excluidos del trabajo, a los que culpa de falta de esfuerzo o de iniciativa, descargando en estas personas las responsabilidades de los capitalistas, pues su alternativas es poder tener mano de obra barata ya sea de personas en activo o pensionistas con pensiones miserables, lease Alemania o los Mini -Job. Ò mañana en en todas las nacionalidades Ibericas si seguimos teniendo estos ineptos del gobierno aunque sea en funciones.