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domingo, 21 de julio de 2013

lucha de clases

Ya en marzo de 1850, poco tiempo después del Manifiesto Comunista, Marx y Engelns hacían la siguiente advertencia, que cito porque es toda una lección de historia: “los obreros deberán llevar al extremo las propuestas de los demócratas, que, como es natural, no actuarán como revolucionarios, sino como simples reformistas, Estas propuestas deberán ser convertidas en ataques directos contra la propiedad privada Pero la máxima aportación a la victoria final la harán los propios obreros cobrando conciencia de sus intereses de clase, ocupando cuanto antes una posición independiente de partido e impidiendo que las frases de los demócratas pequeñoburgueses les aparten un solo momento de la tarea de organizar con toda independencia el partido del proletariado. Su grito de guerra ha de ser: la revolución permanente”. Lo único obsoleto hoy es el capitalismo.
En Catalunya el nacionalismo de masas de izquierdas no existe ni política ni sindicalmente por lo que la militancia de la izquierda social ha creado sus propias organizaciones, que se tendrán que ganar el futuro. El único gobierno que estaría en condiciones de expropiar la banca y de de ponerla al servicio de la mayoría social sería un gobierno de la clase trabajadora. Pero esta clase no aparece en ninguna parte del texto y es la única que en esta sociedad podría poner en marcha la mayor parte de las medidas que propugnan la izquierda, como es el caso de la “reconversión ecológica de la economía, expropiación y socialización de las empresas energéticas y soberanía alimentaría”. En la lucha política contra el capitalismo no se pueden utilizar palabras en vano porque generan falsas expectativas. No hay ninguna otra clase social fuera de la trabajadora que pueda generar un proyecto y un gobierno que tenga la voluntad política de poner en marcha medidas como las mencionadas. Conceptos abstractos como “ciudadanía” no clarifican nada. “Ciudadanos” son todos los bandidos sociales, y lo son más que los otros porque sus leyes y sus abogados les defienden. El concepto “ciudadano” fue una creación de la revolución burguesa en su lucha contra el feudalismo, pasar de siervos del rey a ciudadanos de la república era un paso históricamente progresista pero hoy equiparar a los bandidos sociales (la burguesía y sus representantes políticos) con el pueblo trabajador es sencillamente un insulto y, desde el punto de vista de la lucha política, un concepto alienador ya que dificulta a la clase trabajadora su toma de conciencia de clase, paso previo para enfrentar política y socialmente a la burguesía. Hoy que una parte de la izquierda social se quede embobada con los discurso interclasista bienpensante, lo que nos informa de la debilidad ideológica que hay en su seno.
Nunca antes, en la historia del capitalismo, en la Historia Contemporánea, ha estado la democracia burguesa tan descalificada como hoy. El momento álgido de la democracia burguesa en Occidente fue la posguerra, aquella coyuntura donde la reconstrucción de lo que previamente habían destruido los Estados imperialistas en liza en la II Guerra Mundial permitió unos grandes índices de empleo, lo que supuso un desarrollo formidable de la tasa de beneficios. En España se está dando un frentismo que no tiene que caer obligatoriamente en el interclasismo, que puede ser un eslabón de un Frente de Izquierdas, siempre y cuando se anteponga la lucha de clases a las cuestiones nacionales. Los trabajadores tienen que tomar conciencia de su clase y que su lucha no es individual, si no colectiva. Los colectivos y organizaciones de la izquierda social si pueden y deben organizarse en un Frente de Izquierdas, como un parlamento de la clase trabajadora y de los movimientos sociales. Parlamento que en barrios y ciudades decida su Programa y elija a sus representantes políticos. Su Programa tiene que relacionar la defensa de los derechos democráticos con la superación del marco capitalista, la táctica tiene que ir en íntima comunión con la estrategia, romper con el capitalismo, y eso se consigue en primer lugar con la lucha de clases.

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