La población en
riesgo de pobreza alcanza los 12,8 millones y la pobreza severa supera los 3
millones de personas. Esa pobreza afecta especialmente a la infancia (2
millones de niños/as). Las familias en que ninguno de sus miembros trabaja son
ya 1,5 millones. Las empresas siguen los cierres y sectores enteros son
desmantelados. Como muestra está el cierre del sector del carbón que ha
empujado a la miseria a comarcas enteras de Asturias y León; la multinacional
Arcelor Mittal acaba de cerrar la planta de Zumárraga y de liquidar la ACB de
Sestao. Un desastre, el último episodio de la liquidación de la siderurgia, que
junto con el naval, eran los sectores base de la industria vasca, desmantelados
a cuenta del ingreso español en la Unión Europea (UE).
Ahí queda de muestra
la sangrante situación del campo andaluz, donde los terratenientes reciben
millonarias subvenciones de la UE por tener las tierras baldías mientras los
jornaleros son condenados a la miseria y perseguidos por la “justicia”.
La más importante
consecuencia de este capitalismo financiero, sea la desigualdad. Los
principales accionistas de las empresas son precisamente los dueños de las
multinacionales con más implantación y la acumulación de dinero, que vienen
realizando a expensas de los demás o como multiplicación del dinero ficticio,
hace que las diferencias entre unos y otros se vayan agrandando. En nuestro
país se muestran las consecuencias; se acaba de conocer el dato de que los
superricos, aquellos que tienen más de 30 millones de euros (una minucia
completamente merecida que lo podemos comparar con los 426 € del subsidio de
desempleo), han aumentado un 8%; siendo España el país que más superricos
tiene; un 10 %. Sin embargo, el número de pobres sigue aumentado, el número de
contratos basura y precarios sigue avanzando, los desahucios siguen siendo
moneda común, la crisis económica, que todavía perdura, es responsable, además,
de 10.000 suicidios en nuestra piel de toro. El capital, sin duda, se ha hecho
dueño de la situación y los perdedores son los trabajadores y la gran masa de
desempleados que suponen un ejército de reserva de mano de obra, permitiendo junto
con la desaparición de los sindicatos que el coste del trabajo sea cada vez
menor: tienda a cero. Así abusando de trabajadores sin derechos mal pagados y
con largas jornadas que se estiran descaradamente, se hacen ricos unos y viven
a duras penas otros. Este cruel sistema hace que nuestro
país tenga una estructura económica, basada en el turismo y en el empleo de
baja calidad, de poco valor añadido, que en su día será sustituido por robots o
por nueva tecnología. La necesidad que tienen las empresas de generar valor a
corto plazo para sus accionistas restringe los comportamientos estratégicos y
las iniciativas innovadoras ya que se seleccionan sólo aquellas inversiones que
sean capaces de generar rápidamente elevada rentabilidad. Además, las opciones
sobre acciones (stock options) que se regalaron a los directivos de las grandes
empresas, les ganó para la causa y apoyaron los intereses de los grandes
accionistas en contra de los intereses de los trabajadores.
Ya es hora que la gran masa de oprimidos y
desfavorecidos salgan a defender sus derechos, los cuales han sido usurpados.
Hoy mas que nunca se impone “LA LUCHA DE CLASES”.
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