Estamos
ante un mapa de la actualidad organizada en cinco bloques que no
están separados por compartimentos estancos sino que se
interrelacionan. Las penurias que nos sitúan ante la ambigüedad de
la crisis que descoloca e impulsa a buscar nuevos caminos, lenguajes,
etc.; las magias que muestran los mecanismos del poder que se nos
impone supuestamente en nuestro nombre; las huidas hacia adelante,
que dibujan diversas experiencias participativas; las mentiras que se
detienen en discursos e imágenes que nos prestan nuevos modos de
mirar , y los enganches que nos acercan a ciertas situaciones
dolorosas que en vez de frenar la actividad vienen a suponer una
invitación a combatir la sumisión y la obediencia.
La
enésima puñalada de este gobierno que tanto se “preocupa” por
nosotros (mejor decir la penúltima, porque cuando acabe de escribir
estas líneas, muy probablemente, una nueva noticia en los medios
anunciará “una nueva medida de ajuste”) es una estrategia urdida
con los representantes de la banca: el lunes pasado expiro el plazo
(el increíble plazo legal de…UN MES) que tuvo
a bien
concedernos
el gobierno, tras reformar sin apoyos y con su famosa cantinela de
“para eso nos disteis la mayoría absoluta”(si hoy, se celebrasen
elecciones, no arribaran ni a los diputados de la antigua Alianza
popular) la normativa hipotecaria, para que nos graduemos en derecho,
nos hagamos abogados y seamos nosotros, EN EL COLMO DE LO ABSURDO,
quienes revisemos nuestra hipoteca, detectemos las cláusulas
abusivas (las mismas que el estado debería identificar, evitar y
SANCIONAR) y denunciemos al banco
filibustero
con el que la tenemos contratada. Para tal acto de justicia estatal
nos han concedido un mes en el que no se ha aplicado la misma
difusión y publicidad que, por ejemplo, Euro vegas, Aznar, etc...,
el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictó una sentencia que
incluía una disposición por la que se concedía un mes para
reclamar en los procesos que estaban en curso sobre este tema (tirón
de orejas de una Europa también monstruosa aunque a veces, como es
el caso del reconocimiento de la labor de la PAH, dé muestras de
cierta
humanidad).
Ya lo saben: tienen hasta el 16 (para más inri y burla el plazo se
extingue en domingo) para obtener el título de derecho exprés,
analizar la hipoteca que le concedió su banco y denunciarle. Claro
que estas denuncias solo se podrán aplicar a las hipotecas que
revisan con el euribor, las que los intereses se le calculan por el
indice de cajas,( teóricamente ente indice tenia que haber
desaparecido en este abril pasado, pero este gobierno, tan magnánimo
y comprensivo le ha otorgado una nueva moratoria a los bancos y
cajas, hasta octubre , como se preocupa por sus administrados) este
tipo de hipoteca de momento no tienen ni el derecho al pataleo. Esta
medida no le ha brotado al PP espontáneamente de su corazón,
infartado no por buenos sentimientos, sino por los sucesivos e
interminables sustos que se están llevando por las filtraciones de
sobresueldos e indemnizaciones que sale cada día a la opinión
publica. Hechos verídicos, padres que fallecen hijos que no tienen
derecho a la pensión de orfandad por tener el finado deudas con la
seguridad social , ahora ta llegado la gota que colma el vaso ha
ocurrido en Galicia. El padre se suicidó por las deudas y el Estado
señaló al pequeño como heredero de la deuda y fue a por la madre
para reclamarla 17.000 euros por ser la tutora legal del menor. Ana
Belén lucha ahora para que el juez le permita renunciar en nombre de
su hijo a las deudas heredadas de su padre porque se ve incapaz de
afrontarlas. Debido a todos los cargos que quedaron pendientes de
pago con Hacienda y con la Seguridad
Social,
manifiesta que ahora le han denegado la posibilidad de cobrar una
pensión de viudedad y de orfandad. Reconoce que su situación es muy
injusta. “Al Estado no le preocupamos en absoluto, las personas que
tenemos menos recursos somos las que estamos menos protegidas”.
Estos hechos a mi personalmente me da mucho que pensar. Esta es la
catadura moral que tienen o es la que se les imponen. “Pobrecito mi
patrón se piensa que el pobre soy yo”
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