En este mundo que
nos rodea hoy se pone en énfasis la capacidad económica, sin embargo tal parece
que se ha puesto mucho más atención en las demandas de acciones como el empleo, la
vivienda, la seguridad, etcétera, y no se
ha dimensionado la importancia que para la sociedad tiene el contar con un liderazgo transparente, congruente. Sabia la postura del ciudadano,
hoy queda al descubierto con toda
claridad a qué le tenía miedo: al engaño, a la corrupción.
Los estudiosos
dicen que para hacer funcionar las instituciones,
la ética política debe ser contemplada como una virtud colectiva. Hacerlo de
manera individual perjudica el actuar de una organización, de un país. La ética política es ética aplicada y, «desde la perspectiva de su aplicación, la ética debería ser
entendida como el impulso del buen hacer y el rechazo de lo que está mal hecho. Si pensamos en
el hacer político, habrá que decir que la ética es el impulso de la
buena política y la crítica de
la mala política. De
algún modo, pues, el discurso ético
se encuentra antes y después de la práctica política: antes, porque fija
horizontes; después, porque critica sus fallos, desviaciones y omisiones. Si es
difícil determinar en qué consiste la buena política, no lo es tanto decir en
qué se está equivocando la política, cuando incurre en maldades. De una parte, la política es mala si utiliza procedimientos y medios
impropios para fines supuestamente justos y democráticos. La mala política es,
en una palabra, la política corrupta. También es mala la política que no se
dedica a combatir el mal del mundo: las injusticias, las catástrofes, los
privilegios, la violencia, la discriminación, el terror. Ahí es donde entra, como
consecuencia, la buena política La buena intención personal, que
siempre es importante en la vida, no es suficiente cuando tenemos que tomar
decisiones en las que entran en juego también las
decisiones de otros individuos. Los maletines, los sobres repletos de billetes, los pelotazos, el
enriquecimiento ilícito, la codicia sin límites, son la tónica general en el
páramo patrio del saqueo, esa zona VIP reservada, solo asequible para cuatreros
compulsivos, ilícitos, donantes de maldad y otros personajes sin escrúpulos. Ahora
casi todos cobran sin dar puto golpe gracias a los favores concedidos, asisten
a reuniones como figurines trajeados sin tener zorra idea de lo que se trata,
viajan a países empobrecidos, donde estas multinacionales asesinan indígenas,
talan selvas, contaminan ríos y destruyen la vida de sus pueblos. Hablan como
si supieran de qué va el “asunto”, ponen cara de saberlo todo mientras sus
cuentas corrientes revientan de millones de dinero manchado de sangre,
naturaleza y libertades secuestradas, siempre al amparo del todo vale como
buenos “demócratas”, “gentes de bien”, respetables sin vergüenza, que promueven
la putrefacta marca España por cada rincón del planeta. Pudor, el respeto, los valores, la ética la
dejaron en el cubo de la basura antes de entrar en política, usurpando la
esperanza de una ciudadanía que les votó, que alguna vez llegaron a confiar
ciegamente en su vergonzosa gestión.
Hoy se nota a faltar el PUDOR político en una gran mayoría de los
estamentos que gobiernan este país. Si tenemos en cuenta que ser político no es
una clase, nace de la necesidad de la persona, hacia sus conciudadanos en
aplicamientos de unas normas de convivencias atraves de una determinada ideología.
Si no hay ETICA no hay política, pero si los ciudadanos que están en los
estamentos políticos, no la aplican con pudor, tampoco hay política, puede ser
cualquier cosa, menos política.
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