Translate

Entradas populares

Powered By Blogger
Powered By Blogger

jueves, 5 de junio de 2014

INDICADORES DE INSUFICIENCIAS

Hay indicadores de las insuficiencias de la democracia española. Uno, entre miles, ha sido la enorme protección que los medios siempre han dado a la figura del Rey. En ningún otro país el Jefe del Estado ha sido tan promocionado como en España. Durante muchísimos años no se pudo hacer una crítica a la Monarquía o al Monarca, y tampoco se podía enarbolar la bandera republicana. Recordaremos el hecho lamentable, bochornoso y vergonzoso del Presidente de las Cortes españolas, el socialista José Bono, de prohibir a los luchadores por la libertad (defensores de la República, en contra de los fascistas golpistas, que habían sido invitados a estar presentes en las Cortes) que llevaran banderas republicanas. Era más que simbólico que fuera un socialista, José Bono, el que propusiera tal prohibición. La incorporación del socialismo español a aquel Estado, mediante unas leyes que favorecían el bipartidismo, fue un elemento clave para la reproducción de aquel sistema democrático de tan pobre calidad. ¿Nos hallamos en el umbral de un cambio histórico? ¿El Estado español avanza hacia una República federal? ¿Se desmorona el bipartidismo? ¿Se puede interpretar el ascenso de Podemos como el adelanto de un vuelco electoral a favor de una izquierda renovada y firmemente comprometida con los derechos de la clase trabajadora? ¿Hay razones para el optimismo? Solo un vidente podría contestar a estos interrogantes. De momento, debemos conformarnos con hipótesis e indicios. Yo no percibo la abdicación de Juan Carlos I como una victoria de las fuerzas republicanas, sino como una jugada de ajedrez concebida para dar jaque mate a un clima de insurgencia popular, que ya ha obtenido dos importantes victorias: Gamonal y Can Vies. Juan Carlos I se hallaba en el punto de mira desde hacía mucho tiempo. Los escándalos que le han desacreditado no constituyen una novedad. Pero volvamos la vista tras. En las Cortes Constituyentes de 1977-1978, la mayoría de grupos parlamentarios que integraban la comisión constitucional (UCD, Alianza Popular, comunistas, Minoría catalana y PNV) aprobaron el artículo primero del anteproyecto de Constitución, que establecía la Monarquía parlamentaria como forma política del Estado español. Los miembros del PSOE se abstuvieron y lanzaron agudas pullas al diputado y ponente comunista, Jordi Solé Tura. El ímpetu republicano, sin embargo, no duró demasiado. Al final, acabaron aceptando la Monarquía y convirtiéndose en sus máximos valedores.
Si Felipe de Borbón es proclamado rey y los planes del Gobierno salen adelante, su padre tendrá inmunidad penal por sus actuaciones pasadas y gozará de aforamiento especial ante el Tribunal Supremo. Esto permitiría, además, que una eventual condena a Iñaki Urdangarin, o a la propia Cristina de Borbón, por el caso Noos recaiga, no ya en la familia real, sino en simples “familiares del rey”.
Lo que está en juego, pues, es algo más que el debate Monarquía-República. Es el futuro de la democracia misma. Si la Monarquía vuelve a imponerse, sin que la ciudadanía sea consultada, su estatuto de privilegio, de desigualdad y de impunidad infectará por largo tiempo la vida política y económica. Oponerse a ello, exigir un referéndum y movilizarse por la apertura de procesos constituyentes democráticos es honrar la libertad DE UN PUEBLO MAYOR DE EDAD.

No hay comentarios: